Al señor que ocupa la Casa Blanca se le ha ocurrido la idea de comprar Groenlandia. No sé si la ocurrencia le vino de noche o de día. La isla es un pastelito de materias primas. Los daneses responden, atónitos, que no venderán a los groenlandeses. País que espera su futura independencia. Podríamos plantearnos la compra de Hawái para hacerlo libre. Wyoming o Oregón tienen buena pinta para pasar unas vacaciones oxigenadas. De comprar, entre las Dakotas, preferimos la del norte, por aquello del cambio climático. Nueva York no. Hay que pagar un montón por el IBI de tanta torre. Pediremos que devuelva California a México para liberarla. Que devuelva Florida a España tras una extraña compra. Que retorne Lousiana a Francia si se pone así. Que devuelva también Alaska. ¿Por qué no? Pero si la pregunta es cuáles son nuestras intenciones. Pues no. No compraremos Estados Unidos.