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In crescendo, carta abierta al presidente del Celta

Yuri Carrazoni MierMos

Analizando los diez primeros años de Carlos Mouriño al frente del Celta, su labor se puede calificar de notable. Su gran éxito ha sido sanear la economía del club y conseguir que un equipo humilde pueda codearse con los mejores equipos de la Liga. No obstante, hay aspectos que mejorar.

Sin ir más lejos esta temporada --que se puede destacar como brillante-- ha desperdiciado una oportunidad única de jugar la final de Copa e ir a la Champions que tardará en volver a presentarse. Con más jugadores en nómina podría haber sido posible vencer al Sevilla, como se demostró en Liga o arrebatar la cuarta plaza al Villarreal. El principal error fue confeccionar una plantilla demasiado corta, que se ha visto lastrada por las predecibles lesiones, sanciones y bajadas de forma habituales en todos los equipos.

Recientemente ha subrayado que su objetivo sigue siendo la permanencia y que no hará grandes fichajes que puedan poner en riesgo la economía del club. No obstante, teniendo en cuenta los buenos resultados de la pasada temporada y el incremento presupuestario, se podría reforzar la plantilla con jugadores de calidad y hacer un buen papel en la UEFA. Comprar jugadores nunca es un dispendio que ponga en riesgo la economía del club, sino una inversión. Luchar por la permanencia o arriesgar el descenso sí puede ser, como se vio en años pasados, una ruina inminente. Este año, el Celta B las pasó canutas para mantener la categoría. Si queremos tener un vivero para subir jugadores a la plantilla, lo primero es ascender a Segunda. Y ahí, echando la vista al futuro, es donde también debería invertir, en jóvenes promesas.

Lo más difícil ya lo ha conseguido, ahora hay que dar un pasito más para seguir creciendo.

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