Es la influencia que ejerce una madre/padre sobre un menor (hijo) para odiar al otro, utilizando denuncias falsas, calumnias, y todo tipo de argucias para que el hijo, llegado un momento, no quiera estar/ver a la otra parte.

Es en mi opinión el cáncer de las relaciones posteriores a una separación o divorcio. Hay una parte de la pareja que no acepta que los hijos deben de estar con los dos, padre y madre, es bueno para ellos y para nosotros, debemos de tener en cuenta que nos separamos de nuestras parejas pero no de nuestros hijos, y esto que en principio debe ser una lógica aplastante, se convierte por sí mismo y la irracionalidad de algunos padres y madres en lo más ilógico y sin darnos cuenta de que a quien realmente le hacemos daño es a los hijos, ya que están recibiendo una información irreal y que no es buena ni para ellos ni para los que se la inculcan.

Seamos sensatos como padres/madres y pensemos en nuestros hijos.

Fernando M. Conde Taboada - Vigo