Opinión

Las personas y Renfe

La antropóloga Margaret Mead, en una de sus clases, anunció al alumnado que revelaría el primer signo de civilización; su auditorio, intrigado, imaginó que se trataría de alguna piedra para moler datada en el paleolítico o, quizás, un tosco bifaz. Sin embargo, la señora Mead se puso a hablar de los cuidados y de la ayuda mutua; porque el descubrimiento había sido una tibia rota que luego fue curada. Lo ejemplificó con el reino animal. Imaginemos una gacela, si parte una pata quedará a merced de los depredadores. Es decir, muerte segura, no sobrevivirá el tiempo suficiente para que su hueso cure. Por eso, que alguien se tomara la molestia de alimentar, cuidar y proteger a esa otra persona indefensa e inmóvil era una enorme muestra de civilización.

Estos días la Red Nacional de los Ferrocarriles Españoles publicita las bondades de sus empleados. Presume de ser la empresa que, en el sector del transporte, “mejor atrae y retiene el talento personal”. Las malas lenguas dirán que esto es para compensar el desplante del tren Avril que en su viaje de preestreno Madrid-A Coruña llegó con dos horas de retraso. Lo sé, lo de Renfe y Galicia es un culebrón sin trazas de mejora, por muchos besos del candidato Besteiro al AVE o acuerdos de investidura que firme Néstor Rego. Nada, que no progresa. El tema sigue cojeando.

Olvidando eso y volviendo a la campaña, sí debo admitir que revisores, interventores y resto del equipo, todo ese entramado humano que da la cara antes, durante y después de viajar en tren, es lo mejor que tiene Renfe. Lo reconozco. Al fin y al cabo, somos personas en un mundo lleno de gente y, como decía Mead, ayudarse es de civilizados. A la máquina expendedora de billetes, por mucho que lo intentes, cómo le explicas que te has quedado sin batería en el móvil o que liaste el viaje de ida con el de vuelta. En estas, que una desconocida con pañuelo lila te ayude es un buen comienzo. Incluso, ¿quién no se ha encontrado nuestro “Westerly Express” –entre Vigo y Coru– a tope en las horas punta? A pesar de ello, el chaval de corbata morada intenta conseguirte un hueco, porque también es cierto que... a veces nos olvidamos de anular la reserva en el bono.

Somos mucho de la queja, de poner el grito en el cielo y reclamar por la mínima; en cambio nos cuesta más mostrar ese lado amable y agradecer el apoyo prestado, esa prehistórica muestra de civismo. Por eso, seré explícito: gracias Renfe, felicita a tus trabajadores y sigue reteniendo ese talento personal. (Del Avril..., ya tu sabes).

Suscríbete para seguir leyendo