Alborozo, alboroto y buenos líderes

María Pereira López*

El archivo de la causa judicial contra Gómez Besteiro ha sido, en el PSdeG, motivo de alborozo y de alboroto, ambos por igual y casi inmediatamente uno del otro. El primero común, compartido, satisfacción y alegría general, sin recelos, sin que ni siquiera el Secretario General se sienta atacado, porque en eso, Valentín es de otra pasta, y la calidad humana, en política, cuenta mucho.

El PSdeG ya había recolocado a Besteiro en los últimos actos del partido, ya había exhibido su proximidad a la actual cúpula de la organización, y todo el mundo era consciente de que Besteiro volvería por la puerta grande, como tenía que ser. Algún día habrá que aclarar los motivos de la jueza Pilar de Lara para investigar a tantos gallegos y mantener durante años las investigaciones sin concluir.

En marzo se cumplirán siete años desde que Besteiro tuvo que abandonar la secretaría general del partido, demasiado tiempo en el limbo político, demasiado tiempo de transición y espera para una organización que lleva muchos años navegando por la provisionalidad y mirando continuamente atrás.

Volver atrás o mirar adelante, en el PSdeG conviven estas dos miradas, volver a Bugallo, a Paco Rodríguez, a Besteiro, candidatos sólidos, de garantía, o seguir abriendo camino, aventurando futuro; y ahí el alborozo se convierte en alboroto, porque las cúpulas prefieren siempre la seguridad de lo conocido a la incertidumbre de lo nuevo.

Y por eso, la propia cúpula del PSdeG sale a lanzar la candidatura de un Besteiro que guarda silencio, tácticamente incontenidos, que también la incontinencia está en la genética orgánica del PSdeG, estratégicamente desorientando a los electores y arriesgando el propio liderazgo del Secretario General, que incluso participa activamente en la liturgia de la desorientación; y es que Valentín es de otra pasta, sí, pero a veces, lo que son virtudes en la vida e incluso en la estrategia política, se convierten en defectos para la táctica y para la construcción del liderazgo.

No dudo que Besteiro ha tenido en su retorno la recepción que merecía, especialmente en el PSdeG, incluso alguna comparación excesiva con el dios del fútbol, que no es sino muestra de entusiástico alborozo, pero lo cierto es que ahora toca comprimir el entusiasmo para que el alboroto no invada la organización.

Una vez más la sensatez de Abel Caballero ha servido para señalar al partido que lo que toca es exclusivamente trabajar las municipales y hablar solo en clave municipal, y a esa tesis se han sumado todos y todas en el PSdeG, en un intento de frenar el alboroto, aunque eso no llegue para cambiar el halo de incertidumbre que han colocado alrededor del actual Secretario General.

Por eso, aunque necesario y bien ejecutado, no basta con el “no toca”; y también por eso, el secretario de organización ha añadido al no toca aquello de que su comparación con el astro argentino era más una expresión subjetiva de regocijo que una distribución de posiciones en la cancha, una forma de “donde dije digo, digo Diego”, tácticamente oportuna y orgánicamente bienvenida, que de esto, algo sabe.

Besteiro no puede ni necesita hablar, pero si debe entrar al tablero; el que tiene que exhibir su liderazgo ahora es Valentín, porque la política no va sólo de buena gente, que también, va de buenos líderes.

*Prof. de Ciencia Política y de la Administración. Equipo de Investigaciones Políticas de la USC