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En la guerra... todo es empezar

La sabiduría popular insiste en aquello que todos sabemos. Porfía en lo que con la experiencia y a fuerza de repetir se nos queda dentro. Por ejemplo, con lo de “el comer y el rascar todo es empezar” quién negará esa gran verdad. Hasta tengo la impresión que se puede aplicar a muchos otros aspectos. Apenas necesitamos un pequeño empujoncito. Sin ir más lejos, con la guerra. Por supuesto, siempre hay alguien que empieza el jaleo, bien sea saltándose una frontera a la torera o fulminando al heredero de un reino, pero después ya te das de bruces con la realidad. Que todas las facciones se alimentan de pobres diablos y sólo un puñado de iluminados saben porque se inició aquello tantos meses atrás, a veces años. La información, los datos, el discurso va cambiando; lo que recordabas como acertado ahora es un error y sólo cuando caes en la cuenta de que estás lejos de casa, metido en la trinchera, aterido de frío sin comprender nada eres consciente de que todo es empezar...

"La información, los datos, el discurso va cambiando: lo que recordabas como acertado ahora es un error"

El conflicto de Ucrania nos lo vuelve a recordar precisamente estos días con ese informe de Naciones Unidas sobre la supuesta ejecución de prisioneros de guerra rusos (soldados) a manos de militares ucranianos. Ahora va resultar que los buenos quizás tampoco lo sean tanto cuando se trata de respetar los derechos humanos del enemigo (que por eso lo era), y quien lo advierte no es Rusia Today, sino la mismísima ONU... esa organización que también cuando los chicos de las Azores se querían liar a tiros en Iraq, insistió en más de una ocasión, que los árabes petróleo sí, pero armas de destrucción masiva ni la primera. Dio lo mismo y sabemos cómo acabó lo de Jose, Jorge y Toño.

Cuando Putin dinamitó la soberanía de su vecino sureño, en los despachos de los principales fabricantes de armas del mundo –quiero pensar– se puso el champán a enfriar. Ya cuando se hablaba de vender algo más que munición defensiva y todos los países concordaban, se descorcharon las primeras botellas. Ahora, acercándonos al primer aniversario, la juerga es monumental. En apenas unos meses se han restablecido las maltrechas cuentas que no presagiaban nada bueno, cayendo como estaba el mercado mundial de armas desde 2021.

Es cierto que a todos se nos heló la sangre viendo los tanques a las afueras de Kiev, sin embargo ahora, ese presidente que siempre viste de verde, que sigue demandando misiles, drones y explosivo plástico para la mascletá final, quizás tenga que comprender que el “ojo por ojo” a ellos los dejará ciegos y a los del despacho, borrachos.

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