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Xoel Ben Ramos

Finde en el Mar Rojo

Llevamos una semana viendo el desfile de líderes en Egipto, sin embargo, entre que se celebra en Sharm el-Sheij (ciudad-balneario a orillas del mar Rojo) y que está a “tiro de piedra” de El Cairo, la COP parece tan solo una excusa para –después de la charla y las sesiones multilaterales– chapotear entre tiburones e incluso hacerse un selfie en las Pirámides. O eso, o es que poco interesa esta cumbre sobre cambio climático. La verdad, hasta se entiende lo de la escapada, porque a ver quién rechaza la oferta viendo como se han puesto los packs turísticos con la subida del gasóil. La pega para hacerse con un pase es que, en esta conferencia, el país anfitrión está de lo más quisquilloso con los invitados, limitando el perfil de los asistentes.

"El país anfitrión está de lo más quisquilloso con los invitados, limitando el perfil de los asistentes"

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Esto hace también que el ambiente pierda frescura y deje sin contenido la contra-cumbre, ese espacio informal donde se suelen “reunir” los no alineados y siempre aporta nuevas visiones, más perspectivas. Sin ir más lejos, la contra del año pasado en Glasgow dio voz –entre otras– a las mujeres del Sur Global, excluidas de los principales foros oficiales, y a cientos de activistas que tenían limitado el acceso a la Zona Azul donde se cortaba el bacalao de los acuerdos finales. De ahí que su griterío fuese indispensable para percibir el inconformismo de los más jóvenes y de todos aquellos que desconfiaban de la buena voluntad del lobby petrolero, tan bien representado en una cumbre que perseguía frenar las subvenciones a los combustibles fósiles... En Egipto, por desgracia este foro alternativo se barrió de un plumazo hace ya semanas. Directamente se ha optado por el mutis, sin olvidar que hasta la propia ONU ha reprochado la forma en que gobierno y organizadores silenciaron a los movimientos civiles y a las ONG más críticas, ya no sólo en el plano medioambiental sino en el respeto a los derechos humanos. Por cierto, asignatura esta última que Egipto lleva suspendiendo bastantes años.

El caso es que la COP 27 ha echado a andar y sabemos más de los convocados por Luis Enrique, del fiasco de las criptos y de la caída de Jersón que de la agenda climática que se debate en Egipto; porque hasta en esto somos muy occidentales: fútbol, casinos y armamento son cruciales en la agenda de la OCDE, pero esa reunión al sur del Mediterráneo, ¿de qué va?, porque el clima tanto no ha cambiado en los últimos años. Lo mismo pensaba ayer, soplando las velas del hundimiento del Prestige, al final aquello no fue una marea negra, ¿verdad?

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