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Carlos Núñez

Mujeres que encendieron la luz de la comunicación

La exigencia de comunicación, hace miles de años, convirtió los petroglifos galaicos en una de las primeras expresiones del arte; aunque la revolución comunicativa corresponde a las primeras imprentas. En España acaba de celebrarse el 550 aniversario del primer libro impreso por un pionero varón: Juan Parix (Segovia, 1472). Las biografías sobre las imprentas, la escritura o el arte son obra de los hombres, quizás porque esas semblanzas solo han sido escritas por ellos. La identificación de las mujeres que dedicaron sus vidas a estos tres frentes, cuyos nombres fueron borrados y olvidados de la historia, han sido excluidas del relato que siempre nos contaron.

La apasionante investigación del papel de la mujer en todo el proceso gráfico deja patente su contribución al desarrollo histórico de la escritura, el arte y el devenir de las industrias gráficas. Aunque más minoritarias que los numerosos calígrafos, a través de las diversas culturas cristiana, musulmana o hebraica encontramos personajes femeninos que bien podrían ser la punta de un iceberg social, todavía hoy desconocido. Parece necesario sacar a la luz ese papel oculto de la mujer y los nombres de relevantes féminas vinculadas también al universo gráfico y del arte. No debemos seguir participando del androcentrismo que arrinconó la obra creativa y artística de la mujer, ignorando sus vidas y valores.

Citamos a Ende, la primera mujer relacionada con la historia del arte hispánico, con su obra del “Beato de Liébana” (s.X), a la galaica Exeria, la primera escritora hispana conocida (s.IV); también a la primera impresora conocida en España: Isabel de Basilea (Burgos, 1517), a Juana Millán en Zaragoza (1537), o también Brigida de Cromberger (Sevilla, 1541)… Y no están todas las mujeres, son muchas más de las que pensamos. Desde el siglo XVI su número asciende a más de quinientas artistas y profesionales de la impresión, quienes durante estos siglos han contribuido a moldear el curso de la imprenta, la escritura y el mundo del arte. Aunque sus nombres son desconocidos para la sociedad, encontramos en ellas la relevancia que tuvieron y que, además, supieron aunar el valor y el gusto estético desde la Antigüedad hasta la actual revolución informática.

Por eso seguimos investigando aquel papel de la creatividad femenina en las tareas caligráficas medievales, en los talleres tipográficos renacentistas y su contribución en la inventiva, para el desarrollo de las artes gráficas a lo largo de los últimos siglos. Seculares generaciones de mujeres dejaron marcada su fuerza y sensibilidad por haber construido vida humanística a partir de estos tres símbolos: escritura, arte e imprenta; mérito que cedieron generosamente para ser disfrutadas por toda la sociedad. Y cosa curiosa es que la mayoría de aquellas mujeres decidió caminar por la senda de los derechos humanos para consolidar un mundo más justo. El papel de la mujer en este triángulo cultural es buen reflejo de su capacidad, a pesar de que todavía hoy, no toda la sociedad acepta la igualdad de género y derechos de las mujeres.

*Miembro del Instituto de Estudios Vigueses

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