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Pedro de Silva

Las posesiones siempre acaban mal

Siempre he notado en Will Smith algo que me impedía celebrarlo, como una histeria latente. Ahora se ha consumado del peor modo, que es siempre la violencia, aunque el temple del agredido haya impedido que la cosa terminara peor. Cuando se está en ese negocio, que en última instancia consiste en simularlo todo y, si eres humorista, reírte de todo y todos, tienes que aguantar que se rían de ti incluso de mala manera. En sus explicaciones posteriores, además de fingirse poseído por su personaje, mencionó a Dios y al demonio, dando a entender que el primero lo guiaba en la vida y el segundo lo había confundido. Mal asunto, el de verse atravesado por las deidades, como a escala mucho mayor el Patriarca Kirill, líder de la Iglesia Ortodoxa rusa, bendiciendo la invasión de Ucrania. “¡Quita mi nombre de tu puta boca!”, debería haber salido, con voz de trueno, de la caja escénica del Dolby Theatre.

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