Puesto que enfrentarse al vecino del Norte ya ha visto que tiene mucho peligro y como su lucha contra los narcos es un fracaso, López Obrador ha convocado al fantasma de la colonización española, que al estar en el disco duro de la gente sale a pasear por las pantallas mentales siempre que se toca el botón. Es un recurso político que descalifica a quien lo emplea (usando, claro, el idioma legado por España), pero como funciona será utilizado por el gobernante de turno en México o cualquier país de Hispanoamérica cuando convenga. No creo que las empresas españolas que han invertido en México y ahora son perseguidas hayan hecho algo distinto de lo que cualquier inversor internacional en un país en el que los graves riesgos solo se compensan con buenos beneficios, pero ahora les toca aguantar en su culo la patada que le da a España la intrahistoria con el pie de Obrador.