Que ignores o que te oculten algo no quiere decir que ese algo no exista. La realidad es terca, muy tozuda, y al final tiene la manía de salir a la luz. En Vigo ocurre que la Xunta es, año tras año, la administración que más invierte en la ciudad. Pero no sólo porque las cifras se recojan en el presupuesto, sino porque los hechos lo constatan.

Un vecino de Coia, de Sárdoma, de Lavadores o de la calle Príncipe lo puede comprobar cada mañana. Porque el ritmo de la ciudad no cesa, y la inversión social y las obras que dan gasolina a ese ritmo, tampoco. La Ciudad de la Justicia, la ampliación del IFEVI, la intermodal, la urbanización de Navia, el centro de salud de Bouzas o el Álvaro Cunqueiro son realidades que los vigueses disfrutamos a diario, proyectos que hacen ciudad facilitando la vida a las familias.

Es una base sobre la que seguir haciendo Vigo con hechos y que marca el horizonte para los próximos presupuestos de la Xunta, los de 2022, los del año en el que dejaremos atrás esta pandemia. Por eso estas cuentas surgen como los presupuestos de las políticas sociales. Una apuesta global de 77 millones, con 16 millones que son claves para la sanidad y que permitirán continuar la mejora del Meixoeiro, dotar al Cunqueiro de nuevos y modernos equipos que lo consoliden como uno de los orgullos de nuestra ciudad, o impulsar el centro de salud Olimpia Valencia. Y también, partidas igual de importantes para educación, que transformarán el Conservatorio de Música o permitirán renovar y ampliar varios centros como el IES San Tomé de Freixeiro, el CEIP Manuel Antonio o el CIFP Valentín Paz Andrade.

A estos se sumará el futuro IES de Navia, la mayor infraestructura educativa de Galicia en esta legislatura; una apuesta y una necesidad para Vigo y para el barrio, pendiente de que el Gobierno local concrete los terrenos. Ahí está, parada. El ayuntamiento afirma que la entrega se realizará tan pronto como se ponga el dinero para la actuación. Una exigencia que, por ejemplo, no se ha producido para la Biblioteca del Estado, cuyos terrenos se entregaron hace ya tiempo, mucho antes de que el proyecto se recoja en los Presupuestos Generales del Estado. Extraño, ¿verdad? Pero, ya saben: Caballero es incapaz de hablar a los medios sin criticar a la Xunta, pero se pone manso cuando hay que reclamar al Gobierno central. No defiende a Vigo, se defiende a sí mismo.

Por desgracia, esta diferencia de trato sólo perjudica a los vigueses y viguesas que cada mañana se levantan para construir, juntos, la mejor ciudad posible. Esa que demanda institutos, hospitales, centros de salud, suelo industrial, urbanizaciones, ampliaciones o rehabilitaciones, pero que también exige lealtad y colaboración institucional.

La misma que se echa en falta, por ejemplo, cuando Caballero critica la gratuidad de todas las escuelas infantiles a partir del primer hijo, mientras no abona lo que debe al Consorcio Galego de Servizos de Igualdade e Benestar. Impago ratificado cuatro veces ya por la justicia y que impide a 200 familias viguesas disfrutar de dicha gratuidad en las guarderías municipales. A Caballero eso le da igual si puede abrir una nueva pelea artificial con la Xunta.

Vigo es más, merece más, y exige más cada día. Requiere hechos y demanda realidades; solicita proyectos y actuaciones que ratifiquen aquel ‘Vigo millor’ que comenzó a construir el alcalde Manuel Soto hace ya más de cuatro décadas. Aquel era un Vigo en el que miles de vecinos no tenían agua ni alcantarillado, y en el que a muchas casas se llegaba a través de caminos de tierra sin luz. El de hoy es otro Vigo, el que se ha construido con un esfuerzo colectivo, el que se levanta con hechos y no con palabras. Hechos como los que saldrán de estos Presupuestos de la Xunta; hechos que permiten, estoy segura, hacer una ciudad mejor entre todos.

*Delegada de la Xunta en Vigo