Opinión | El correo americano

Hacernos mayores

Se podrían extraer unas cuantas lecciones de la elegante y definitiva despedida que Iñaki Gabilondo anunció esta semana en la radio. Como sucede siempre que le entrevistan últimamente, ya sea para conversar sobre el panorama político, el periodismo, su carrera o su infancia en San Sebastián, uno se queda fascinado por la solidez de su discurso, sea cual sea éste, sin necesidad de estar de acuerdo con él. No es que el periodista diga cosas interesantes, sino que las dice de una manera felizmente inteligible; expone sus ideas e inquietudes con claridad y precisión, con una voz pausada que dibuja pensamientos, generando en aquellos que le escuchan el mismo efecto que él le atribuyó en su día a Carlos Llamas: “Cada uno de sus oyentes sentía que hablaba solo para él”. Pero Gabilondo no dijo adiós a su audiencia (eso ocurrió en realidad cuando decidió dejar de dirigir su programa en la Cadena SER); hizo algo más insólito: un elogio de la retirada. No se trataba tanto de hablar sobre el estado de la radio como de reflexionar sobre el estado de la persona; cómo uno afronta el hacerse mayor, “un proceso sistemático e incesante de despedidas”. Lo difícil que resulta en ocasiones irse de verdad, aun sabiendo que uno se está quedando fuera de lugar en un mundo cada vez menos reconocible. No hace falta elegir entre el adanismo y la nostalgia; lo más recomendable es la honestidad intelectual.

En ocasiones la vida consiste en eso, en retirarse con dignidad, aunque sea difícil. Y reconocer que el pasado no fue ni mejor ni peor y que algunos sí hicieron lo que pudieron

Es interesante escuchar la entrevista que le concedió Gabilondo a Aimar Bretos a la luz del conflicto generacional que parece existir ahora en la política española, cuando los nuevos y los viejos se confunden entre ellos gracias a la actividad parlamentaria. En los últimos años surgieron en España unas jóvenes promesas que decían haber detectado las averías del sistema y decían también que venían cargados con las herramientas necesarias para repararlas. También decían que la Transición no fue un proceso satisfactorio y culpabilizaban a los políticos de entonces del legado recibido. Fue precisamente Gabilondo quien le dijo una vez a Pablo Iglesias en la Tuerka que si su generación no le había reprochado nunca a sus padres la herencia de la dictadura tampoco sería muy razonable entonces que los hijos de la democracia quisieran juzgar ahora a los suyos por las insuficiencias del régimen del 78. Hicieron lo que pudieron e hicimos lo que pudimos, le dijo al antiguo líder de Podemos. Asume tu papel y tu responsabilidad. En ocasiones la vida consiste en eso, en retirarse con dignidad, aunque sea difícil. Y reconocer que el pasado no fue mejor ni peor y que algunos sí hicieron lo que pudieron. Respetar a los mayores siempre fue un síntoma de madurez y de inteligencia. En la política, en el periodismo y en la calle.