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La injusta retirada del nombre de Cándido Acuña del callejero de O Grove, ¿por qué?

Me permito dirigir estas palabras para manifestar públicamente mi sorpresa por la retirada injustificada del nombre de mi padre don Cándido Acuña Blanco de una céntrica calle de O Grove.

Los pasados días 16 y 23 de mayo Faro de Vigo publicó sendos reportajes biográficos sobre don Cándido, escritos por el periodista Rafael López Torre a quien aprovecho para felicitar por su trabajo de investigación y exquisita exposición.

Tal y como se puede deducir, de dichos artículos de prensa, don Cándido Acuña Blanco fue un visionario que creyó en O Grove y elevó el nombre de esta villa a una dimensión de excelencia internacional. Fue un hombre que la dotó de una efeméride gastronómica capaz de expresar y definir la esencia del carácter marinero de sus gentes.

Basta con la lectura de los citados reportajes, para visualizar los logros y aportaciones a la sociedad conseguidos por el señor Acuña. Su pasión por la superación en todos y cada uno de los retos de su vida le llevó a desarrollar una actividad social de carácter gastronómico, deportivo, empresarial, musical, literario, benéfico e incluso familiar.

En O Grove, su vida social provenía en su origen de su actividad comercial vitivinícola con el conjunto de la comarca de O Salnés. Él admiraba a la gente de la mar y al producto culinario, el marisco, por aquel entonces poco valorado en el mundo de la gastronomía. De tal forma que, el plato principal de la comida de inauguración de la primera edición de la “Fiesta del Marisco” fue pollo, y no marisco, ni pescado. Así era la realidad que consiguió cambiar don Cándido en O Grove y en Galicia entera. Países como Irlanda, Francia, Reino Unido siguen a día de hoy sin valorar lo suficiente sus productos y, gracias a ellos, nuestros barcos han podido faenar en sus costas durante años, pero esta percepción del valor del marisco incluso allí está cambiando.

Don Cándido Acuña Blanco quería a la gente de O Grove, y como visionario tuvo la determinación de unir a la sociedad marinera de la villa en torno a una idea de éxito colectivo que la diese fama, renombre y, lo más importante, prestigio de primera clase por su calidad gastronómica y la calidad humana de sus gentes a la hora de recibir a los visitantes.

Gracias al buen hacer de aquellas gentes sencillas, vinculadas en cuerpo y alma a la actividad marisquera, poseedoras del mejor producto marisquero que uno se pudiera imaginar, supo don Cándido guiarles; ya que sólo él tenía la idea y la visualización práctica de cómo llevarla a cabo.

En estrecha colaboración con el Pósito de Pescadores de O Grove, cuyos miembros le escucharon, le creyeron y depositaron su confianza en su capacidad de liderazgo, organizaron la primera edición de la “I Fiesta de Exaltación del Marisco”. Evento que, tal y como don Cándido predijo, se convirtió ya al día siguiente de su inauguración en una referencia por antonomasia a nivel nacional con los medios de comunicación haciéndose gala del acontecimiento; y, pocos años más tarde, su fama llegó al ámbito internacional. Tal fue el renombre y eco de la fiesta que, el “Presidente del Pósito de Pescadores” en aquella primera edición de 1963, impuso a don Cándido la “I Centolla de Oro” de la historia.

Don Cándido Acuña Blanco recibió desde entonces, de las gentes de O Grove y de sus dirigentes, continuas muestras de cariño, reconocimiento, respeto y admiración. Incluso, la edición de la “Festa do Marisco” de 1977 se dedicó como homenaje a su nombre. En la edición de 1991 se le concedió por segunda vez el máximo galardón de la “Festa”, la “I Centolla de Oro”. En 1993, dos meses después de fallecer don Cándido, el Ayuntamiento de O Grove, en agradecimiento al fundador e impulsor da “Festa do Marisco”, tomó el acuerdo de poner, a la primera nueva calle que se abriese en la villa, el nombre de Cándido Acuña Blanco. Y por fin, durante la edición de 1999, se procedió a la solemne inauguración de una céntrica calle, próxima al recinto portuario, con su nombre.

Para mí, como hijo del fundador de la “Festa do Marisco de O Grove”, fue un orgullo y sentí como propio el cariño y respeto mostrado hacia mi padre. Tal era así que, durante quince años, en cada visita a esta villa, me acercaba hasta la calle con su nombre; era como si una parte de él estuviese allí, recordando a todos su hazaña y su mérito. Así, hasta que un día repetí mi visita y ¡oh, sorpresa!, la placa con su nombre ya no estaba; y, en su lugar lucía otra con el nombre de otra persona. ¿Por qué?

No pongo en duda el merecimiento de esa otra persona, sino que me pregunto, ¿no habría otra calle o plaza, u forma de homenajearla, sin tratar de borrar la memoria del fundador de la “Festa do Marisco”?

Las gentes y dirigentes de O Grove, villa turística por excelencia, conocida por sus mariscos, gracias a esta fiesta, estoy seguro que más pronto que tarde sabrán recuperar la memoria de don Cándido Acuña Blanco. Ese hombre visionario que creyó en ellos y los elevó a una dimensión de excelencia internacional de carácter gastronómico, que se identifica con su esencia marinera; y que dio a conocer esta villa en el mundo bajo la marca, que es símbolo de calidad, de: “O Grove, paraíso del marisco”.

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