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Final del túnel

Escuchamos reiteradamente decir que cuando se acabe la pandemia, sucederá esto o lo otro, sobre todo cuando nos referimos a la economía. Desde siempre usamos la metáfora de la luz que se ve al final del túnel para estimular alcanzarla y pasar a nuevas situaciones, pero nunca nos paramos a pensar cuando realmente hemos alcanzado lo que veíamos tan lejos y eso es así porque nada está al final, sino que todo está sucediendo.

La pandemia ha acelerado o destruido aquello que ya estaba en cambio o aquello que ya estaba perdiendo su razón de ser, por eso día a día tenemos que afrontar lo que tenemos delante sin que influya lo que se pueda atisbar a lo lejos. Las empresas mejor organizadas funcionan con planificación, con previsiones y con decisiones orientadas a alcanzar logros concretos; no obstante, cualquier empresario nos puede decir que seguramente el éxito o fracaso que ha tenido ha sido influido más por determinadas circunstancias aleatorias, que por una consecución automática de acciones planificadas con resultados previstos.

No quiero decir con todo esto que la realidad económica funciona con el “eureka” de los sabios griegos, donde una idea magistral era la panacea para resolver muchos problemas, pero si es verdad que lo que sucede es más fruto del esfuerzo continuo, la perseverancia, criterios básicos como austeridad, eficiencia, competitividad, honestidad y respeto que la vana ilusión de esperar que dios proveerá y finalmente acabará la pandemia y llegaremos a la luz.

Estas reflexiones vienen a que el impacto económico de las decisiones que inevitablemente hemos tenido que adoptar entre todos para luchar contra el virus, con la parálisis forzada de la actividad y de la movilidad, no es otro que la aceleración del cambio que ya se estaba produciendo y probablemente la purga que se ha generado, dejando aparte el lamentable daño concreto de pérdidas de empresas, de patrimonio, de empleo, es en términos económicos una gran oportunidad por el impulso de la transformación. Es muy probable que las nuevas dinámicas creadas están implosionando la economía y su brusca disminución nos llevará a nuevas realidades más eficientes y tecnológicas, energética y medioambientalmente sostenibles, así como socialmente más avanzadas, convirtiendo en obsoletas las clásicas teorías políticas que muchos erróneamente aún siguen creyendo como verdades inmutables.

*Economista

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