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Javier Guerra opinador

Vigo: estar parados no es una opción

Mientras discuten sobre “quién tiene las competencias sobre qué”; mientras la industria lucha contra decisiones del pasado que motivaron su abandono al apostar (ahora sabemos que erróneamente) por otros sectores; mientras el tren sigue sin llegar a las entrañas del puerto, sin salida hacia el sur, mientras las autoridades aeroportuarias se rigen por criterios de rentabilidad inmediata, y no por el reconocimiento de derechos y realidades, ya que estamos lejos de los centros de toma de decisiones y necesitamos vuelos para trabajar y generar riqueza; mientras eludimos que en España estamos en una esquina, pero somos el centro de una eurorregión llena de oportunidades...

Pues sí... Mientras todo esto pasa, no puedo evitar tener la sensación de que estamos a punto de perder una de nuestras fortalezas mientras nuestro alcalde ve para otro lado: Vigo no está aprovechando su capacidad innovadora. Vigo no está recogiendo los frutos de haber desarrollado una buena Universidad, de haber creado centros tecnológicos y de haber acogido a centros de investigación de prestigio internacional (como el IEO y el Instituto de Investigaciones Marinas del CSIC, sin ir más lejos).

¿Y que es lo que pasa? El problema fundamental es una falta de visión estratégica realista y adaptada a nuestras características. Lo que pasa es que se ha convertido la ciudad en un proyecto “personal “ y no en una iniciativa colectiva e integradora. Lo que pasa es que el dios “ Sol” no nos deja ver nuestras estrellas.

Varias instituciones, como la Fundación Pro-Vigo, el Área Metropolitana..., surgieron con grandes aspiraciones en este sentido, pero se han ido desvaneciendo por falta de apoyos, o de voluntad, o de liderazgo. La propia Universidad se sintió constreñida a este respecto.

Es una tarea complicada, seguro, y probablemente no tiene una rentabilidad mediática o electoral a un plazo tan corto como el de una legislatura. Es un “jardín” en el que no “compensa” políticamente meterse. Pero es vital para nuestro futuro. Vigo debe disponer de una visión a largo plazo. Una visión estratégica que implique a las Administraciones; a la Universidad, los centros tecnológicos, y los institutos de investigación; y, desde luego, a los sectores económicos y sociales.

Todos sentimos que las tecnologías disruptivas han cambiado y van a cambiar todavía más nuestros paradigmas de competitividad. Una aplicación de BigData que se concibe para un servicio concreto puede resultar una oportunidad para una industria que no tiene nada que ver con ese servicio. Y lo mismo podemos decir de la inteligencia artificial, el BigData, la realidad aumentada, la robótica, la impresión 3D...

Esta es la nueva economía y debemos disponer de mecanismos que nos permitan usar estas tecnologías en función de nuestras apuestas estratégicas y, sobre todo, en función de unas habilidades y unos conocimientos que hemos adquirido durante décadas. Conocimientos que no se compran con dinero, ni son replicables. Debemos someter a los criterios de la transformación digital nuestra especialización en sectores como la pesca, la construcción naval, la automoción, el textil... y crear en torno a ello un ecosistema de servicios adaptados a sus necesidades. Vigo debe aprender a poner en marcha un desarrollo inteligente de sus potencialidades. No basta con quedarnos viendo “las luces”.

No acertaremos si queremos hacer “borrón y cuenta nueva”. Tenemos fortalezas construidas a lo largo de decenas de años. Debemos adaptar esa transformación digital a nuestra identidad, a nuestros conocimientos, a nuestras necesidades y a nuestras capacidades. Y ello exige de una visión estratégica y de un liderazgo vigués. Un liderazgo que, desde luego, nada tiene que ver con apuestas cortoplacistas y populistas. Insisto: Vigo necesita algo más que luces de Navidad ,cosmética urbana y discurso vacío.

*Senador del PP

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