Son muchos los mensajes que, desde la aparición de la pandemia y la promulgación de distintas normas para hacer frente a la aparición de nuevas olas, estamos recibiendo, y todos con un denominador común: “Sentidiño”, algo que sin duda es acertadísimo. Pero, Sres. del Gobierno, este sentido de responsabilidad también les afecta a ustedes, o al menos el “sentido común” a la hora de dictar disposiciones normativas. Porque a juzgar por la última norma sobre el uso de la mascarilla, que obligaba su uso, en todo lugar, tanto cerrados como al aire libre y sin excepciones, es decir, incluso en las playas, aunque estemos solos o guardando las distancias sociales. Ante este absurdo, pienso que ni ustedes mismos son conscientes de lo que han firmado. Porque toda ley tiene su interpretación, y sus propias excepciones.
Por poner algún ejemplo sobre la incoherencia de esta ley, nos podríamos preguntar: Si me encuentro solo en playa, paseando por la arena: ¿debo usar la mascarilla? ¿Y en una isla desierta? ¿Y si estoy solo en una montaña contemplando el paisaje? En fin, es verdaderamente improcedente esta manera de dar normas, y así se pronuncian voces tan prestigiosas en el tema, como el doctor David Carballo, que la califica sin paliativos como: “estúpida”.
Pero bueno, como no hay mal que mil años dure, parece ser, que ya va imperando la razón, y el gobierno consciente de lo absurdo de esta norma, ha optado por reunirse el próximo martes, con los responsables de las CCAA, para estudiar la forma de adecuar esta norma, a las distintas circunstancias que hacen preciso su cumplimiento.
