Opinión | TÚ y YO SOMOS TRES

Ferrán Monegal

Buenafuente relaja los esfínteres

Berto lleva pañales cuando va a ‘Late motiv’.

Berto lleva pañales cuando va a ‘Late motiv’. / Ferrán Monegal

Ha causado mucha excitación y jolgorio el suceso que ocurrió en Late motiv (Movistar+). De pronto Berto Romero se levantó del sillón, se bajó los pantalones y se quedó en calzoncillos. Hombre, mirado desde el punto de vista estrictamente televisivo quedarse en taparrabos no es ninguna novedad en este programa. El propio Buenafuente, no hace mucho, a primeros de noviembre del año pasado –aquí se lo conté– se bajó los pantalones, y hasta los calzoncillos, para que el maestro Joao le analizase el culo, dado que este acreditado vidente es experto en ver el futuro mirándote el ojete por la zona de retambufa.

Ahora, esto de Berto es distinto. No es gratuito. Tiene su fundamento. El suceso se gestó a raíz del mensaje que les dejó grabado una joven comunicante que decía: «Ha dicho Silvia Abril que cuando escucha la voz de Andreu Buenafuente le entran ganas de ir al baño. Pues resulta que mi madre siempre que ve Late motiv y escucha a Buenafuente tiene que ir al baño enseguida». Y fue exactamente entonces cuando Berto, corroborando lo que la comunicante advertía, dijo: «La voz de Buenafuente relaja los esfínteres. Cuanto más cerca estás de él, más efecto tiene. Así que es normal que Silvia Abril vaya suelta. Yo, que llevo años con Buenafuente, vengo siempre preparado» y entonces ocurrió la imagen tan comentada: se bajó los pantalones y nos mostró que dentro de los calzoncillos lleva unos dodotis, unos pañales, para controlar la evacuación que le pueda sobrevenir. ¡Ah! Es un tema muy interesante, y muy poco analizado, que Buenafuente provoque la dilatación de los músculos del ano y de la vejiga de la orina. Pero cuidado, no es un patrimonio que tenga él en exclusiva. Está comprobado que permanecer muchas horas mirando un determinado canal puede llegar a producir efectos similares a los del norovirus Norwalk, es decir, una diarrea terrible y también vómitos. La intensidad de este efecto es directamente proporcional a la distancia entre el televisor y nosotros. O sea que es básico guardar una distancia prudencial mínima.

El martes, en La noche D (TVE-1) el estupendo Dani Rovira recordó con mucha intención lo que siempre les decía su madre, a él y a sus hermanos, cuando eran pequeñitos: «¡Niños, no os peguéis tanto a la tele!». ¡Ah! Cuánta sabiduría encierra esta advertencia de la mamá de Dani Rovira.

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