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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

Los ruidos

A estas alturas, y después de aparecidas –otra vez en los medios de comunicación: está visto que las reuniones de su dirección no pasan de algo parecido a las de catequesis preparatorias para la confirmación– las opiniones de los señores Feijóo y Moreno, pocos pueden dudar ya de que el PP es como una jaula de grillos. Es decir, un espacio del que sale mucho ruido pero pocas nueces políticas, por mucho que se juren lealtades, se desmientan propósitos y se niegue cualquier ambición, incluidas las legítimas. Y, como diría Murphy, todavía puede empeorar.

(No sería difícil, conste. La aparición del señor Aznar en el vigesimoquinto aniversario de su llegada al Gobierno y la presencia en el acto de parte de su antiguo equipo, con Pablo Casado, suscitó ya observaciones de ópticas diversas y contrarias. Y la escandalosa puesta en libertad –aún vigilada– del expolicía Villarejo tras años de intentos de llevarlo a juicio, promete quizá una nueva ola –“casual”, por supuesto– de filtraciones probablemente pendientes. Y sería extraño que se refiriesen al PSOE o a sus socios actuales de gobierno y/o Parlamento.)

Conste que no se pretende en absoluto faltar al respeto a las personas y menos a los cargos: a dos presidentes legítimamente –aunque por diferentes caminos, uno con mayoría absoluta y el otro en coalición con Ciudadanos más el apoyo de Vox– elegidos en Galicia y Andalucía hay que tenerlos en cuenta, como a sus opiniones. Pero sorprende que mantengan el método de sugerir políticas internas a través de los media en vez de cara a cara con su teórico líder. Un método que, y procede repetirlo, aporta bastante más ruido que fruto de cualquier árbol.

Desde un punto de vista personal, como siempre, cumple añadir –por contradictorio que parezca–, que cuanto han dicho ambos sobre la necesidad de que el PP catalán tenga un carácter más autónomo es quizá cierto en lo electoral, pero arriesgado. Porque el Partido Popular de ahora no es muy diferente al que propugnaba en el congreso de Valencia la oposición interna al señor Rajoy, y hoy los “marianistas” solo son carne de cañón. Por mucho que don Pablo Casado rectifique sus alusiones cada dos por tres. Por eso los dichos de Feijóo y Moreno no suscitan ovacione públicas.

A partir de ahí podría deducirse no que ambos presidentes carezcan de razón, sino que la que tienen no sea del agrado –quizá por “demasiado autonomista”– de parte de su militancia, que sigue siendo “derecha”, aunque modernizada. Y –siempre desde opinión personal– lo que le ocurre al PP ahora mismo –con la excepción del gallego, aunque solo sea por cifras– es, aparte la desorientación y el mareo por los vaivenes, tiene doble origen: una suerte de orfandad por la carencia de líder sólido y una sensación de debilidad política al depender de terceros para gobernar. Lo de casi siempre, agravado porque la atomización del Parlamento, si se mantiene, hace imposible sumar para gobernar. De ahí el ruido de los que quieren hacerlo y no pueden y su error al poner al PPdeG y su presidente como modelo, olvidando que electoralmente hablando, Galicia se parece poco a España.

¿Eh…?

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