La gestión de la crisis provocada por el COVID pasa por calibrar muy bien la balanza de pros y contras ante cada decisión a tomar. Una de esas decisiones se refiere al desarrollo de la docencia universitaria: ¿‘on-line’ o presencial?

El año pasado no hubo opción y la situación obligó a celebrar tanto clases como exámenes por vía telemática. Esto ocasionó un drástico deterioro de la calidad de la formación en unas universidades públicas que, al ser esencialmente presenciales, tuvieron que improvisar sistemas de teledocencia para salvar de algún modo la segunda mitad del curso. Si eso se tradujo en un pobre desarrollo de las clases, la situación en cuanto a la evaluación fue dramática debido a que el formato telemático dificultó significativamente la tarea de otorgarle a cada estudiante el crédito apropiado en términos de mérito y capacidad.

No obstante, las universidades hicieron muy bien al tratar de aportar toda la tranquilidad posible en momentos en los que no había alternativa. Afortunadamente, una buena prueba de que esos momentos han pasado es el desarrollo razonablemente normal de la docencia presencial a lo largo de la primera mitad de este curso. Y es esa realidad la que ahora obliga a no esconder ya las carencias que sigue teniendo la docencia ‘on-line’, por las que nadie debe ser culpado.

Es importante señalar que, a pesar de los progresos, todavía estamos lejos de tener el rendimiento académico de antes. Y para recuperarlo por completo necesitamos muchas cosas pero, ante todo y como base, el mayor grado de presencialidad que nos permita la situación sanitaria. Resulta vital poner el acento sobre esto ahora porque lo que está en juego de aquí a final de curso es que nuestros estudiantes de grado no pierdan año y medio de una formación de cuatro. La amenaza de ese desastre debería preocupar al conjunto de la sociedad, y “ponernos las pilas” para conseguir evitarlo sería la mejor respuesta posible a una situación que nos está poniendo a prueba a todos.

*Profesor de la Escuela de Ingeniería Aeronáutica y del Espacio y portavoz de la Plataforma Pro Campus de Ourense