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Carlos Núñez

Después de varios años sin escribir en FARO DE VIGO, he decidido reanudar mi colaboración porque creo que los mayores debemos de demostrar que la gran experiencia acumulada que guardamos es muy útil para la sociedad y, además, creo que no podemos renunciar a mantener nuestra actividad aun cuando tengamos, como yo, 87 años. Volver a escribir tiene también un especial significado para mí porque creo que me convierte en el decano de los colaboradores de FARO vivo ya que mis primeros artículos los publiqué a principios de la década de los 60 del siglo pasado, hace ya casi 60 años.

Y quiero hacerlo hablando de Carlos Núñez. Carlos, aún cuando nació en Orense, es un vigués notable y por ello es de interés dar algunas notas de su personalidad. A él se le puede considerar así por ser el padre del gaitero más famoso del mundo, por ser quien dirigió su educación y le trasmitió su disciplina y responsabilidad. Pero no sólo es un vigués notable por eso.

Como concejal de nuestro ayuntamiento se puede escribir mucho sobre su actuación, pero yo quiero recordar un detalle de su personalidad. Cuando asumió el departamento de Tráfico surgió una cierta preocupación en el colectivo de la policía municipal porque sus miembros, que eran muy devotos del Cristo de la Victoria, tenían en su cuartel un azulejo con la figura del Cristo y pensaban que, dada la condición de concejal del Partido Comunista de Carlos Núñez, deberían de tener que retirar la imagen del Cristo y trasladarla a otro local. Enterado Carlos Núñez de esa preocupación les prometió que el azulejo se trasladaría al nuevo Ayuntamiento y se colocaría en la entrada de las oficinas de la policía para que todo el mundo viese al Cristo de la Victoria al llegar a dichas dependencias. Allí creo que hoy se mantiene.

Carlos Núñez fue empresario, ya que era socio de una empresa de diseño y por ello confeccionó varias maquetas para libros de los Amigos de los Pazos, así como carteles para nuestros congresos internacionales, algunos de ellos, de los Caminos Portugueses. Su calidad contribuyó a la atracción de numerosos congresistas que siempre nos felicitaban por calidad de esos carteles.

Pero la anécdota más personal y que me resulta más simpática se produjo cuando Carlos y su mujer se matricularon en el Centro de Graduados Sociales de Vigo, cuya directora era Tatá Bugallo. El matrimonio por su activismo planteó una huelga en el centro y la directora después de oírlos, y tras una larga charla, propuso que para estudiar mejor la propuesta esperasen a que llegase el profesor de Derecho del Trabajo, que era yo, ante lo cual Carlos reaccionó inmediatamente y dijo “no, que si viene López-Chaves nos convence y se acabó la huelga”, como así fue.

* Presidente honorífico de la Asociación de Amigos de los Pazos

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