Síguenos en redes sociales:

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Personas, casos y cosas de ayer y de hoy

Añadimientos a la Embriología de Cangiamila

Mucho se ha escrito sobre medicina por los diferentes sacerdotes, intermediarios y responsables espirituales de las distintas creencias y religiones, a lo largo de todos los tiempos. En mis últimos artículos me he referido de manera concreta a algunos viejos libros de medicina, guardados en nuestra biblioteca familiar, escritos por sacerdotes entre el siglo XVIII y el siglo XX, unos con fines médico-morales y otros estrictamente de divulgación. Además de su valor bibliófilo, resulta indudable el interés de su contenido, en unas ocasiones sorprendentemente fundamentado, real y todavía imperante; en otras carente de validez, incluso cuando se dictó, y fruto de la fantasía del autor.

Hoy quiero volver a un texto ya tratado (véase Faro de Vigo, 13.09.2020): Embriología sagrada, ó tratado de la obligación que tienen los Curas, Confesores, Médicos, Comadres y otras personas, de cooperar á la salvación de los Niños que aún no han nacido, de los que nacen al parecer muertos, de los abortivos, de los monstruos, &c., por Francesco Emmanuelllo Cangiamila (Madrid: Imprenta de Pantaleón Aznar; 1785) -2ª ed. de la traducción al español de Joaquín Castellot, de la original italiana publicada en 1751-. La limitación de espacio que me imponen estos artículos periodísticos no me permitió extenderme en algunos aspectos curiosos, ni reproducir los originales y sugestivos grabados en madera de Jph Giraldo incluidos en el volumen. Hagámoslo hoy; posiblemente no sea la última vez.

En las Adiciones que incluye la Embriología Sagrada figura, entre otros contenidos, un tratado sobre los ahogados y su resucitación. Había sido el tema del discurso que Cangiamila pronunció en Palermo, a los académicos de Buon Gusto en 1755, bajo el título "Degli Drowned", en el que defendió que "se demuestra que los ahogados pueden vivir un tiempo considerable bajo el agua; y se prescriben los auxilios que se les deben dar para que se recuperen al ser extraídos". Recoge en la introducción que incluso en Sicilia, cada año había varios muertos ahogados que estaban destinados de inmediato al sepulcro, "y sin embargo, muchos de ellos estaban, como probaré, vivos y podrían ser rescatados a tiempo perfectamente restaurados a su prístina salud; a otros, al menos brevemente, se les recuerda el uso de los sentidos, y así recibir piadosamente los últimos sacramentos les asegura la mayor parte de su eterna salvación". Y para probarlo cita una larga serie de ahogados resucitados "recogidos por los filósofos y médicos más famosos del siglo pasado y del presente?". Comienza con los casos de corta permanencia bajo el agua -lo que resultaría admisible-, pero su celo fantástico le lleva a enumerar casos de personas bajo el agua hasta 42 días, aparentemente muertas y devueltas a la vida. Y no solo eso, sino también de personas sumergidas durante días, siempre despiertas y conscientes, entre las que relata el ejemplo de un joven caído al mar que caminó por el fondo medio kilómetro hasta llegar a la orilla. Finalmente, describe los diversos remedios para devolver la vida a los ahogados y argumenta, "con ilustrada evidencia científica", que "el máximo de todos los remedios es el humo de tabaco introducido en los intestinos. Él excita el movimiento peristáltico, y este movimiento se comunica al diafragma, a los pulmones y al corazón, y se restablece la circulación de la sangre y la respiración del aire".

La insuflación del humo del tabaco por vía rectal mediante enema no fue un procedimiento original de Cangiamila, cuyo papel se limitó a referenciarlo y divulgarlo en su libro. En el siglo XVIII lo empleaba la medicina europea como arma terapéutica para una serie de enfermedades y para la reanimación de las victimas de ahogamiento. El tabaco como medicamento fue utilizado por los médicos occidentales poco después de su importación desde el Nuevo Mundo, y concretamente su aplicación por enema fue una técnica adaptada de los indios de América del Norte. Varios son los autores anteriores a Cangiamila que describieron esta práctica, uno de los primeros fue Thomas Sydenham en 1686 como terapia de la obstrucción intestinal. Calor, estimulación e insuflación de los pulmones fueron considerados tratamientos apropiados para la "muerte aparente". Asimismo se aconsejaban las inyecciones rectales de humo de tabaco como estimulante respiratorio. Richard Mead fue uno de los primeros en recomendar los enemas de tabaco para reanimar a las víctimas de ahogamiento; de hecho está documentado que en 1746 lo empleó en una mujer ahogada, insertando la cánula de la pipa de un marinero en el recto y soplando en la cazoleta cubierta con un trozo de papel perforado.

Y aquí me permito hacer un paréntesis -dada mi condición de humilde coleccionista- para resaltar que Mead fue un médico inglés, líder de su profesión en su tiempo y creador del Foundling Hospital, hogar y hospital para niños abandonados, mas también fue un gran coleccionista de antigüedades, libros y obras de arte, cuya colección solamente se tardó en subastarla 56 días tras su muerte. Es el fatal y triste destino de casi todas las colecciones. Pero lo traigo a colación, sobre todo, porque además también fue autor de Un breve discurso sobre el contagio pestilente y el método a utilizar para prevenirlo (1720), cuya importancia histórica fue relevante en la comprensión de las enfermedades transmisibles, con aspectos que aún hoy tendrían validez en la pestilente y mortal pandemia que nos asola.

Pero volvamos al tema. Ya en la década de 1780, la Royal Humane Society instaló kits de reanimación, que incluían dispositivos para enemas de humo, en distintos puntos a lo largo del río Támesis. A principios del siglo XIX los enemas del humo del tabaco se convirtieron en una práctica común de la medicina occidental, tan importante como la respiración artificial. Textos de la época así lo confirmaban: "Enema de tabaco, respira y sangra. Mantenga caliente y frote hasta que arda. Y no escatime esfuerzos en hacer; Lo que puede que un día necesite usted" o "la potencia del enema de tabaco es tan notable, que ha concentrado la atención de los profesionales de una manera extraordinaria. De los métodos y efectos de la exposición al humo del tabaco por el ano, mucho se ha escrito". Al mismo tiempo, el tabaco por vía rectal, como rapé, lamido o mascado, en jugo líquido, con diferentes formas y mezclas, fue empleado en distintas dolencias. Su utilización declinaría a partir de 1811, año en que el fisiólogo y cirujano inglés, Benjamin Collins Brodie demostró, mediante experimentación animal, que el principal componente activo del tabaco, la nicotina, era un tóxico para el corazón. Asimismo el tabaco fumado, como subproducto, es cancerígeno y no recomendable. Tampoco puedo ocultar que se han abordado los posibles beneficios de la nicotina en la prevención y tratamiento de la Covid- 19; sin embargo, han de ser ratificadas por observaciones y evidencias clínicas y corroboradas en el laboratorio y en estudios, sin olvidar sus acciones adversas.

En la Adiciones a la Embriología Sagrada también se recoge, según adelanté en anterior suelto, la descripción y explicaciones detalladas de la silla agujereada de Heister para parir en la posición que le sea más cómoda a la mujer y para mejorar las condiciones del trabajo del parto. Lorenz Heister (1683-1758) fue un notable anatomista, cirujano y botánico alemán, que estudió en las Universidades de Frankfurt, en Giessen y Wezlar. Se trasladó a Ámsterdam donde estudió como aprendiz con los anatomistas y cirujanos holandeses Ruysch y Rau. En 1708 se graduó en la universidad de Harwijk. Durante este tiempo fue también cirujano de guerra en la Guerra de Sucesión Española. A continuación ejercería como profesor de anatomía y cirugía, primero 11 años en la Universidad de Nuremberg y después 38 años en la Universidad de Hemstad. Fue un buen observador y no duda en admitir que contempló cómo operaban con eficacia algunos charlatanes ambulantes en el mercado y aprender de sus habilidades.

La silla agujereada para parir de Heister, adaptada y descrita por Cangiamila, es de madera y, aunque en el grabado aparece simplificada, su descripción permitiría hoy reproducirla. En apretado resumen recojo que tiene el respaldo firme pero ajustable mediante varillas de hierro transversal y laterales, lo que permite darle la inclinación deseada, y desplazarla hacia adelante o hacía atrás para ajustarla a la talla de la mujer; asimismo los rebordes del respaldo sirven para sostener las almohadas. Los reposabrazos son abatibles, también mediante varillas de hierro y tienen un asa o puño desplazable para poder agarrarse y hacer mayores esfuerzos. El asiento también es una tabla fuerte de encina en forma de medialuna o semicírculo, con agujero y abertura hacia adelante y cubierta de estofa o paño y llena de borra, para que a la vez resista y esté blanda. El autor dice utilizar más las la tabla en semicírculo, porque al estar más abierta se obra con mayor comodidad en los partos difíciles.

El parto ha tenido diferentes formas de producirse según la época y las civilizaciones. Las formas de parir han variado desde acostada, sentada, en cuclillas, de pie, de rodillas? Está bien documentada la existencia de diferentes aparatos o elementos para facilitar el parto como han sido las sillas de parto, cuya utilización se inició en la época egipcia y mesopotámica y después en la griega. Francois Mauriceau (1637-1709) impulsó la cama de parto en lugar de la silla obstétrica, y de forma progresiva se fue perdiendo la costumbre de la utilización de las sillas, lo que posiblemente era más cómodo para el que atendía al parto, pero no para la parturienta, además de no facilitar el parto. Posteriormente los partos pasaron a desarrollarse en los hospitales desde mediados del siglo XX y de nuevo se revitalizó el uso de las sillas actuales de parir y otras formas de parto más vertical hasta llegar al perfeccionamiento actual gracias al progreso del conocimiento, la ciencia y la tecnología.

Esta es una noticia premium. Si eres suscriptor pincha aquí.

Si quieres continuar leyendo hazte suscriptor desde aquí y descubre nuestras tarifas.