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Escambullado no abisal

Eugenesia y eutanasia

"La eutanasia no es eugenesia", resume Jorge Martínez Reverte. Conviene aclararlo en esta confusión entre matar al anciano y que muera bien. Son tiempos de debate grueso. No creo que en Holanda defiendan su sacrificio, sino la limitación del sufrimiento terapéutico. Ciertamente se relacionan con ellos de manera diferente. Según los estudios de Eurostats, el porcentaje de mayores de 65 años que viven solos se dispara al norte. El concepto de familia nos define culturalmente. Al sur nos guarecemos en el clan.

La cuarentena ofrece imágenes que escalofrían. Esos niños autistas con brazaletes azules para que no los abucheen desde los balcones recuerdan a otros brazaletes y otras estrellas, aunque se persiga el efecto contrario. Se trata al fin de distinguir a los buenos ciudadanos de los malos, que es una pulsión histórica recurrente. El nazismo recicló ideas más que inventarlas. Hitler inspiró su Lebensraum en las novelas de Karl May sobre la Conquista del Oeste. Los ingleses confinaban en campos de concentración a los civiles bóers, cuyos herederos sostendrían el Apartheid porque el horror se retroalimenta. En Suecia esterilizaron durante décadas a los débiles mentales e incapaces, igual que en Estados Unidos, Australia y Canadá. Trataban de confeccionar una ciudadanía ideal a sus ojos, desprovista de toda deficiencia y mestizaje.

Galton defendió el darwinismo social contra la opinión del propio Darwin. En los países católicos nos hemos resignado a la obra de Dios; en los países protestantes han creído que podían perfeccionarla con el bisturí. Solo nos distancia la eficacia en nuestras vilezas. Holanda acogió a judíos sefardíes tras su expulsión. También culminó su siglo de oro descuartizando y comiéndose al gran pensionario Johan de Witt y su hermano Cornelio. Es un país tolerante y lo contrario, arminianista y calvinista.

En cada sociedad nos hemos relacionado de manera diferente con la ancianidad. En Esparta, donde arrojaban a los bebés raquíticos por las laderas del Taigeto -la propaganda ateniense lo exageró-, eran gobernados por los ancianos de la Gerusía. En la espartana Unión Soviética practicaron la gerontocracia El confucionismo asimila sabiduría y vejez en su rígida jerarquía. En Japón, por contra, practicaban el ubasute: desamparaban a sus mayores si las cosechas se truncaban. El anciano, como sabio y como carga por su inevitable decrepitud.

El ser humano tiende a pensar que pertenece a la pasajera edad que habita en cada instante. Concede virtudes y defectos morales a un proceso de oxidación celular. La vejez no remedió la vesania de Klaus Barbie ni ensució la filatropía de Vicente Ferrer. "Nunca te hagas viejo", me repite Moncho Padrón cuando la vejiga o la espalda de viejo portero le obligan a levantarse mientras reviso sus memorias célticas Siempre le contesto que la alternativa no me convence. Aspiro a un crepúsculo como el suyo, digno y tan lúcido que solo yo decida si muero o intento vivir al menos otro día. Y espero hacerlo en un país que me permita y ayude en lo que elija.

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