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Coronavirus. Quédate en casa

El SARS-CoV2, coronavirus causante de la pandemia que sufrimos en la actualidad, o COVID-19, parece contagiarse de persona a persona por los mismos mecanismos que otros virus respiratorios como el del resfriado o la gripe: contacto físico con secreciones de personas infectadas, estornudos o tos. Sin embargo, este virus semeja tener características epidemiológicas un poco distintas con respecto a otros coronavirus conocidos. COVID-19 replica de forma muy eficiente el tracto respiratorio superior, de forma que los individuos infectados producen una gran cantidad de virus en esta zona en la fase inicial de la enfermedad. De esta forma, las personas afectadas, que desarrollan una actividad normal, pueden estar extendiendo la infección sin saberlo.

A esto hay que añadir lo que se acaba de publicar por investigadores americanos, que han evaluado la estabilidad de SARS-CoV-2 en aerosoles y en distintas superficies:

SARS-CoV-2 fue más estable en superficies de plástico o acero inoxidable que en cobre o cartón y el virus se detectó hasta 72 horas después de que lo hubiesen aplicado en estas superficies. Sin embargo, por suerte el título viral (o sea la cantidad de virus) había disminuido mucho.

SARS-CoV-2 también permaneció viable en aerosoles durante 3 horas con una disminución importante del título viral (de 103.5 to 102.7 TCID50 por litro de aire) similar a lo que sucede con otros coronavirus.

Los investigadores concluyen que la estabilidad de SARS-CoV-2 fue similar a la de otros coronavirus conocidos. Esto indicaría que las diferencias epidemiológicas de este virus podrían deberse a otros factores como la alta carga viral en el tracto respiratorio superior y al potencial de que personas infectadas transmitan el virus cuando están asintomáticas.

Dado que es posible la transmisión a través de aerosol (sobre todo en sitios cerrados o no ventilados) y que personas asintomáticas pueden contagiar el virus, no está de más que la gente que por necesidad tenga que salir de sus casas se proteja como han hecho los asiáticos. Nosotros mismos podemos estar infectados sin saberlo. Las mascarillas caseras nos pueden servir para retener las gotitas en la que se encuentra el virus. Eso que se oye de que el virus es "gordo" y "se cae" no tiene base científica. Para que un virus "se caiga" tenemos que centrifugarlo normalmente a unas 100.000 revoluciones por minuto en una ultracentrífuga. Otra cosa distinta es que en esa fase de aerosol se inactive en poco tiempo.

La transmisión a través de objetos se puede evitar con una buena higiene de manos.

¡Y la forma más segura para evitar el contagio y que nuestros hospitales se colapsen es quedándonos en casa!

*Instituto de Investigaciones Marinas. CSIC

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