Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Santiago Lago Peñas.

Coronavirus: impacto económico

La pregunta recurrente que nos formulan estos días los periodistas económicos a los investigadores de la Universidad de Vigo es cuál será el coste del coronavirus para la economía gallega. La respuesta sincera es que todavía no lo sabemos. Se trata de una crisis sin par, con desplome de la actividad en muchas empresas de un día para otro; que no afecta a Galicia o a España, tiene una incidencia global; derivado de un factor de salud pública exógeno a lo económico, cuyo final no está todavía claro en cuanto a su duración. Tampoco en lo que atañe a las condiciones que nos dejará su superación y, por tanto, la probabilidad de un rápido rebote. A lo largo del mes de abril confiamos en poder dar una primera respuesta, a medida que el episodio de crisis sanitaria se vaya despejando.

El escenario más positivo sería aquel en el que, además de domesticar la curva de contagio, en los próximos días se anuncia una alta eficacia de alguno de los tratamientos médicos ahora en ensayo. En ese caso, el efecto rebote en el segundo semestre sería verosímil, con una recesión profunda, pero de duración muy corta y cuyo coste fundamental absorberíamos entre todos a través de un salto en el nivel de déficit y de deuda pública. Habría sectores, empresas y trabajadores especialmente afectados a los que deberíamos ayudar con medidas de todo tipo. Pero colectivamente lo viviríamos como un peaje menor en un entorno de alivio generalizado.

Es cierto que tengo fe en la ciencia y soy de naturaleza optimista, sigo pensando que el anterior es un escenario probable. Estamos haciendo algunas cosas bien en esta lógica. Dar prioridad al mantenimiento del empleo es una de ellas, como no se hizo en 2009. La segunda es evitar la tentación de trasladar a los bancos el riesgo de dar la liquidez indiscriminada y sin garantías públicas, principalmente a través del ICO. La crisis de la década pasada nos demostró el coste que tiene una banca zombi. Sin duda, podemos hacer algo más. Aplazamientos generosos en el pago de impuestos a todos los niveles de la administración durante el primer semestre ayudaría muchísimo.

Es el momento de poner sobre la mesa alternativas de actuación a todos los niveles (regional, nacional, europeo), desde la lealtad y la cooperación con quienes tienen la responsabilidad de gestionar este marasmo económico, pero haciéndose eco de ideas y quejas de los principales sufridores hasta el momento, al margen de los agotados responsables políticos: los empresarios, desde los que pilotan las grandes empresas hasta los autónomos. Ahí estaremos.

*Catedrático de la Uvigo y Director del foro Económico de Galicia

Compartir el artículo

stats