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Normas que silencian ruidos

Hasta hace poco tiempo no se tomaba en serio la contaminación acústica como uno de los mayores problemas ambientales de nuestra sociedad. En épocas pasadas incluso se veía el ruido ambiente como señal de dinamismo y modernidad, para estimular el día a día de la actividad económica y la alocada vida social. En la actualidad una polución invisible, la acústica, ya es un problema muy serio que afecta a la inmensa mayoría de la sociedad. Y como el ruido es algo que generamos entre todos, y todos debemos aprender a controlarlo para vivir mejor, nuestro Valedor do Cidadán, Luís Espada, acaba de elaborar un amplio análisis de la contaminación acústica que sirve de base a una propuesta de normativa para cualquier municipio del ámbito estatal y de características similares a Vigo.

Este estudio para la normativa acústica no cae en la tentación de la simple definición de ciudad inteligente, sino que engloba el término con la capacidad de la ciudad para crear bienestar para sus ciudadanos. Este proyecto legal propuesto desde el municipio vigués va más allá del consabido control del ruido y monitorización, como una herramienta más para el desarrollo de las ciudades inteligentes. Por eso se evitan políticas que conviertan al vecindario en simples protegidos pasivos de los servicios municipales que les proporciona el gobierno de su ciudad, como es el caso de la contaminación acústica. En esa futura ciudad inteligente serán los ciudadanos los que ayudarán a crear ciudad y no al revés, convirtiendo al vecindario en seres activos mediante la participación ciudadana, en este caso contra la producción de ruidos. De ahí la importancia de esta propuesta de una futura normativa sobre contaminación acústica. Sin el compromiso y el trabajo consciente de toda la sociedad solo seremos receptores de normas obligadas y multas.

Es imprescindible monitorizar y diagnosticar para tomar decisiones con objeto de reducir el nivel de contaminación acústica en las ciudades. Pero sobre todo es necesaria la conciencia colectiva de que somos víctimas de una degradación acústica que en ciertas zonas está alcanzando niveles epidémicos y que la sociedad en general se acostumbró a soportarlo y lo que es más grave, también a generarlo. Por eso la permanente estridencia del ruido es uno los factores que provoca mayor cantidad de padecimientos y afecciones auditivas y sicológicas.

El tráfico rodado urbano genera la principal fuente de contaminación acústica, como ruido ambiental; pero la estridencia y la bulla del ocio nocturno es la que más quejas genera, por la interrupción del buen dormir y el descanso. Resulta difícil compatibilizar el descanso de los residentes con este tipo de actividades de ocio; caso del sonido brutal de los locales after, que funcionan con equipos de música o pistas de baile que no se corresponden con la actividad que tienen declarada y sin insonorización adecuada. Estas molestias son continuas y aunque a veces acumulan muchas infracciones, simplemente se van y vuelven a abrir en otro sitio.

Y como la mayoría de la sociedad todavía no es suficientemente consciente de los efectos negativos que tiene el ruido sobre su salud, les recuerdo que cada 25 de abril se celebra el Día Internacional de Concienciación sobre el Ruido, con el objetivo de sensibilizar a la población sobre los efectos perjudiciales del ruido en la salud y tomar medidas preventivas para evitarlo, pasando de la cultura del ruido a la cultura del silencio.

*Miembro del Instituto de Estudios Vigueses

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