Soplan vientos de cambio, y bien está si hay fundamento. Quizás lo haya en juntar, en la relación con USA, amistad defensiva y económica, como en su origen (en 1953 con las bases llega la Coca-Cola). No sé si lo hay -y bajo ahora en caída libre a mi pueblo- en cambiar la fiesta local de San Pedro por San Juan, "más transversal" según Podemos. Se alude a que San Juan marca el solsticio de verano, buscando un toque pagano, pero ¿hay más? Pedro era viril, rudo y belicoso, sin duda, y en Juan, casi seguro el secreto "discípulo amado", dominaba el sentimiento. Pero, atención, en Juan luego se infiltrarían los violentos delirios de los que surgió el Apocalipsis. Puestos a cambiar, en mi pueblo antes la fiesta era San Miguel, y se celebraba un gran mercado. El Arcángel no era de paz, es cierto, ni transversal (salvo esa ambigüedad sexual de los ángeles), pero movía muchas transacciones.