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Tal día como hoy, hace 50 años

Los tres Reyes Magos (léase José Manuel Vidal, maestro; Manolo Gamallo, empleado del Banco Pastor, y Manuel Nieto, también maestro) llegaron a Pontevedra tal día como hoy, pero 50 años atrás, sobre las cinco de la tarde, desde sus lejanos palacios de Oriente como por arte de magia.

Lo primero que hicieron aquellos Melchor, Gaspar y Baltasar, fue acudir al Concello para saludar al alcalde, Ricardo García Borregón. Sus majestades disfrutaron de un caluroso recibimiento por parte de los hijos de concejales y funcionarios municipales, a quienes regalaron paquetes de caramelos.

Una visita al Hospital abrió su ajetreada jornada para repartir juguetes entre los niños ingresados. Y enseguida marcharon al Parque y Talleres de Automovilismo, al otro lado del Lérez, desde donde partió la cabalgata que entró en la ciudad por el puente de O Burgo. Al frente de los efectivos movilizados estaba la sombra muy alargada del popular Fis, por cuenta de la Delegación de la Juventud, transmutada del Frente de Juventudes.

Los gigantes y cabezudos danzaban al frente del cortejo festivo, seguidos de la Banda de Cornetas y Tambores del Regimiento de Artillería. A continuación, las tres carrozas con Melchor, Gaspar y Baltasar, secundados por sus pajes portando bengalas luminosas. Tras ellos, los vehículos adornados y repletos de regalos. (Raymundo Vázquez, Benito y José Malvar, parque de la Diputación y de Patrimonio Forestal, eran los suministradores habituales). Y cerraban el gran desfile los grupos folclóricos y la Banda de Música "La Artística", de Arcade. (Entonces Pontevedra no tenía banda propia).

La primera parte del itinerario de la cabalgata transcurrió por la Avda. de Buenos Aires, Cobián Roffiñac, Daniel de la Sota, Peregrina, Michelena, plaza de España, Riestra, Oliva y Herrería. Allí realizó la parada tradicional y los reyes acudieron a pie hasta el belén montado en el atrio de San Francisco para representar la adoración al niño Jesús entre cánticos de villancicos. Benito Corbal, San Antoniño, Perfecto Feijóo y Fernando Olmedo, cubrieron la segunda parte, hasta finalizar en el Estadio de la Juventud sobre las nueve y media de la noche. En suma, uno de los recorridos más largos que tuvo nunca.

No obstante, las idas y venidas de los Reyes Magos no terminaron con la recogida del cortejo. Tal y como sucedió tradicionalmente, antes y después de 1970, quedaron aún pendientes para la mañana del día siguiente, 6 de enero, sus visitas respectivas a los niños de tres centros educativos: el Hogar Provincial, el Colegio de Ciegos Santiago Apóstol, en Campolongo, y la institución mixta Calvo Sotelo, del Auxilio Social, en San Roque.

Y entre las numerosas visitas de Melchor, Gaspar y Baltasar, al margen de su agenda oficial, aquel año también acudieron al cuartel de la Benemérita, donde entregaron regalos a los hijos de los guardias civiles.

La próxima semana recordaremos aquellas cabalgatas tan modestas de las décadas anteriores, cuando el ingenio y la maña suplían al dinero.

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