La palabra del año, un premio a la vagancia a la hora de expresarse

La Fundéu, fundación que defiende el correcto uso del idioma castellano, ha elegido como palabra del año la que define los dibujitos que sustituyen al lenguaje, un premio para la vagancia a la hora de expresarse. Que se haya acabado el año sin haber escrito jamás la palabra del año da fe de lo periclitada que estoy. "Periclitada", esa sí que es una bonita palabra que nunca ganará un premio.

La elección ha sido recibida con cierto escepticismo por quienes objetan que ni siquiera es una palabra, y añadirían una caca con ojos dirigida a un comité seleccionador del nivel del que se encarga de nuestra participación en Eurovisión. He tenido que documentarme para distinguir "emoji" de "emoticono", que es la que uso y encuentro más bonita porque encierra emoción e icono. Cómo va a ser la flamenca de la bata de cola roja un "emoji". El "emoji" es de vagos. Resulta tan chocante como que la Unió de Pagesos eligiera las algas "wakame" como ensalada del año. No sé a qué vino tanto entusiasmo al elogiar las virtudes de los dibujos que dentro de unos pocos años sustituirán por completo a las letras y a las palabras como elementos de comunicación. "Puede que los 'emojis' sean lo más cercano a un lenguaje universal que ha creado nunca la humanidad", dijo Mario Tascón, presidente de la Fundéu para explicar su elección. Pues qué pereza, porque no son tan irritantes como los mensajes de voz, pero casi. Los emoticonos, como los jeroglíficos, hay que interpretarlos y yo no he estudiado suficiente psicología. Todavía me choca recibir una carita que lanza un beso de amor en el mensaje de trabajo que me envía una señora a la que no conozco personalmente. O ver los dedos de la palabrota en el chat de madres. "¿No estás bien?". "Sí, ¿por?". "Es que has mandado la cara de agobio enfadada". "Perdona, quería mandar la de agobio sonriente" (carita con los ojos guiñados y la lengua fuera).

He recibido mensajes opuestos de Navidad de españolistas e independentistas formados por dibujos, en plan secreto encriptado, y mensajes de fin de año formados por emoticonos que ni sabía que existían. No tengo ni tiempo ni energía para descifrarlos. Los contesto con el de los ojos en forma de corazón y quedo como Dios.