La expulsión de Carlos Viéitez del PP parece más un tic impulsivo que una sanción proporcional a la estrategia que el candidato adoptó para ganar una Alcaldía que tras las elecciones daban por perdida en O Salnés por la irrupción de los independientes de Aspérez que en tiempos comulgaron con estas mismas siglas.La sanción quiere ser ejemplar y a la vez una advertencia a navegantes, una forma de demostrar que el partido tiene unas normas estrictas que nadie debe sobrepasar, en suma una forma de "limpiar", de despejar cualquier sombra de duda respecto a una "disciplina" que se demostró incapaz de atajar tantos casos de corrupción como han llegado a los tribunales.
Pero Meaño no debería pagar los "platos rotos", la vajilla de diario del PP nacional. Cosas mucho más graves se han perdonado, suavizado e incluso maquillado en todos estos años de democracia. Meaño había conseguido un gobierno estable gracias al apoyo en la sombra de los socialistas, un respaldo "oculto" que permite al menos que haya gestión, que se camine hacia adelante en proyectos, iniciativas e ideas.
Cierto que las "cohabitaciones" estaban superadas, al menos parecen de los tiempos lejanos de Chirac y Jospin, aunque estén a la orden del día en O Salnés. Piénsese, no más, en el "antinatural" acuerdo del BNG y el PP en Catoira.
O recuérdense los pactos tripartitos y cuatripartitos para tumbar a alcaldes del PP en Cambados, Ribadumia y otros concellos del área geográfica que baña la ría de Arousa. Y daba igual si la ideología que vendieron en campaña era de derechas, de izquierdas o de centro. Cualquier cosa se perdonaba con tal de sumar la mayoría para gobernar. Viéitez hizo lo mismo por Meaño. Optó por un sillón que iba a ocupar él frente al que podía quedar vacante en la Mancomunidade, un organismo cuya principal misión es velar porque la comarca tenga servicio de agua y que Vilanova y Cambados disfruten de recogida de basuras, sin olvidar el papel de dinamización turística que le corresponde. Quizás al PP provincial le conviniese más hablar, intentar de entender cuál es la prioridad. Nadie vería bien que también expulsen a los otros concejales que apoyaron a su alcalde. Diferentes varas de medir.
