Hace un par de semanas, la Comisión Europea hizo público el informe que actualiza su indicador regional de innovación. Como cualquier indicador sintético que tiene en cuenta múltiples factores para concluir en un simple número, no es perfecto ni indiscutible. Pero es el mejor existente para el conjunto de regiones europeas. Es transparente y objetivable y, en general, cuenta con el respaldo académico. Por eso, sus conclusiones deben ser miradas con atención por las autoridades regionales para examinar dónde se sitúa tu región, en qué áreas se está mejor y en cuáles se flaquea, y qué dinámica se sigue. Lo anterior nos puede permitir reorientar actuaciones y prioridades. No olvidemos que este indicador es utilizado en los informes que elaboran consultores de todo tipo sobre el atractivo de las regiones para la recepción de inversiones extranjeras.
En el mapa adjunto, las regiones se colorean en función del valor de su índice. Las mejores aparecen en azul y las peores en rojo. Entre los líderes y los colistas, el verde refleja fortaleza y el amarillo-naranja un desempeño moderado. Cada uno de esos cuatro colores refleja a su vez diferencias de tonalidad. Galicia se sitúa donde cabría aguardar dentro de España, con un valor ligeramente superior al que registraba en el primer informe (año 2011). La sorpresa la da Portugal. Y, en particular, la Región Norte. Con un avance significativo, su color verde destaca en la Europa del Sur, al margen de Francia.
Cuando uno baja al detalle, aprecia que Portugal nos gana claramente en lo que tiene que ver con las apuestas de las empresas por la innovación y, en menor medida, en el esfuerzo público en I+D. Si yo tuviese responsabilidades sobre esta materia en la Xunta, organizaría de forma inmediata un pequeño grupo de trabajo con los responsables de los diversos departamentos y unos cuantos académicos para analizar el informe en detalle. ¿Es posible que la contabilización de las actividades de innovación en las empresas en Galicia y España sea deficiente y eso refleje una imagen peor que la realidad? ¿Por qué nos cuesta tanto llegar siquiera al 1% de PIB en inversión en I+D cuando sabemos que estas actividades son clave para nuestro futuro?
Sigo pensando que nuestro sistema de innovación no es, en conjunto, peor que el del Norte de Portugal. Pero los informes dicen que sí. Nos toca mover ficha para entender mejor lo que pasa y poner remedio.
*Director del Foro Económico de Galicia
