Uno: Museo Torres

El Museo Manuel Torres pierde a uno de sus mayores valedores como lo fue durante décadas Alberto Mallo al que, tras casi cuarenta años de servicio al concello, primero como Policía Local y desde la inauguración del museo, como su encargado general, le llegó la hora de una merecida jubilación. Alberto Mallo lo fue todo en el "Torres" y, gracias a él, esta instalación municipal sirvió de mucho porque ha venido cumpliendo una "multimisión" cultural que solo se apreciará ahora con su marcha porque muy difícil será encontrar a otra persona con su espíritu de servicio capaz de organizarse incluso regalando horas de su tiempo libre para favorecer actos culturales, conferencias, exposiciones y un sin fin de actividades que allí se vinieron realizando. Tras la cima de la escalera de entrada, se veía a Mallo instalado permanentemente tras el ordenador del mostrador de recepción dispuesto a atender a todo el mundo, fue su máxima personal que puso al servicio de los ciudadanos siempre. Complicado será que llegue otro u otra, con la disponibilidad a cubrir un puesto en el que el mayor peligro es el horario porque allí, al menos hasta ahora, se celebran conferencias y actos que siempre empiezan fuera de los horarios normales y nunca se sabe cuándo acaban. Los usuarios del Museo Torres deberían organizarle un homenaje porque cuarenta años de un servicio así es cosa que ya no se lleva. ¡Gracias Mallo!

Ya está inventado