Está visto que quienes aseguran casi cada hora que lo único que les importa es "el pais" -mientras le piden el voto a sus habitantes-, a la hora de la verdad callan todo cuanto les pueda estropear esa cosecha. Seguramente por eso, el silencio es estruendoso con respecto a las amenazas que para los empleos y la estructura industrial gallega representan los casos de "Alcoa" y "Celulosas". Además, por supuesto, de las advertencias, o así se interpretan, que desde el Grupo PSA se han repetido hace apenas unas pocas horas. Con el agravante de que ese silencio se justifica con razones que son solo verdades a medias.

Lo cierto es que en el momento de la economía global no se debe alentar el optimismo, como ya se ha dicho por algunos de los mejores expertos en esa ciencia y en varias ocasiones. Y en una circunstancia cono la actual, las medias verdades que se utilizan para explicar o justificar los errores y/o fallos se vuelven, como tiene avisado el refrán, mentiras dobles. Especialmente peligrosas porque con bastante frecuencia proceden de testamentos con capacidad de decisión y, por tanto, si yerran, con la posibilidad de incrementar los daños de una forma exponencial.

En esa situación se encuentra Galicia o, como se ha dicho con mayor exactitud, una parte importante de su tejido industrial. Por razones diferentes y de distinto origen, pero todas ellas igualmente amenazadoras. "Alcoa" pende de un hilo por motivos, parece, de facturación eléctrica y de inutilidad práctica de las soluciones que pretende haber adoptado el Gobierno central. La Xunta y el PPdeG han reclamado cambios, pero nadie sabe si el presidente Sánchez, en la víspera misma de las elecciones, accederá a cambiar sus planes salvo que lo entienda beneficioso.

Además, los daños previsibles -y de enorme alcance- que supondría la desaparición de la factora de ENCE en Pontevedra han sido ya denunciados por especialistas, empresarios y sindicalistas de su comité. Que advierten sobre la falsedad de las tesis que estiman clave para el medio ambiente de la ría pontevedresa el "peche xa" de la factoría, causa a la que se ha unido el diputado autonómico del PSOE por la provincia señor Losada. Es un hombre serio, capaz y solvente, pero su argumentario parece, antes que exacto, propio de quien cumple órdenes de salir al paso de las críticas. Y es una pena.

La tercera de lo que se considera "amenaza" resulta más bien una advertencia que debería haber causado ya a estas horas una reacción es el el mensaje de la dirección del Grupo PSA sobre el futuro de la automoción, y especialmente en lo que se refiere a este antiguo Reino. No es la primera vez que, desde la seriedad y la prudencia, se exponen las inquietudes y se dibujan los males y los posibles remedios sin que de la impresión de que hayan tomado nota quienes deben; sobre todo donde más se puede y se debe hacer, que es en el palacete madrileño de Moncloa. Y es ya sorprendente, y peligroso para todos, un silencio tan duradero.

¿O no?