Como todos sabemos, la Cuaresma es el tiempo de preparación para el día grande de la resurrección del Señor.

Cuando era niño y adolescente se vivía este período de preparación de la Pascua Florida o de Resurrección con mucho rigor.

Hace siglos se vivía el ayuno, la oración y la limosna que recomendaba nuestra madre la Iglesia con una severidad enorme y por eso los fieles cristianos, antes de empezar la dura Cuaresma, querían vivir días de jolgorio, algunas veces de despilfarro, y así empezaron a celebrarse los carnavales.

El Carnaval significa "adiós a la carne". Significa "carnis-tolenda" abandono a la carne. En tiempos antiguos, la comida fundamental era la carne, ya de vacuno, ovina, caza o de cerdo. Dejar de tomar carne durante los cuarenta días de Cuaresma era un gran sacrificio y una gran dieta.

Hoy en día lo tenemos fácil, días de ayuno son el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo, y días de abstinencia, aparte de los dos días anteriores, todos los viernes de Cuaresma.

En la actualidad, sobre todo a partir de una edad madura, se nos recomienda pescado y verduras y poca carne.

Hace siglos la gente era muy ejemplar en cumplir la dieta de la Cuaresma. Todos recordarán la duda de que si la lamprea era carne ó pescado. Las autoridades eclesiásticas decidieron que era pescado y que se puede comer en Cuaresma; sin embargo, la ballena no se considera pescado ni carne.

Pero, independientemente de estas consideraciones e historia, la Cuaresma es un período propicio para la conversión.

Los creyentes, que en este país somos más de lo que parece, tenemos que dedicar en este período más tiempo a la oración y a la reflexión.

En el Miércoles de Ceniza en que empieza la Cuaresma, en la ceremonia de imposición de la ceniza, el sacerdote nos recuerda que "eres polvo y en polvo te convertirás". Conviértete.

Qué bien nos iría a todos reflexionar en esta gran verdad que algún día nos vamos a morir; la vida es una gota de tiempo comparada con la eternidad. ¿Por qué tanta ambición, tanta prisa y tantos desamores?

El gran S. Francisco Javier repetía muchas veces: "De qué te vale ganar todo el mundo si pierdes tu alma...".

El ayuno es otra recomendación a la que nos invita la Iglesia en la Cuaresma. En nuestro país se muere más gente a consecuencia de comer en exceso que por hambre. Es una llamada a la austeridad, al desprendimiento. Se es más rico si se tienen menos necesidades; nos creamos demasiadas necesidades y, para cubrirlas, vivimos estresados. Otra recomendación es la limosna; aparte de ser espléndido dentro de nuestras posibilidades para aliviar las necesidades materiales de nuestro prójimo, la mejor limosna es tratar con cariño y sonrisa a todos los que tenemos alrededor, visitar a aquellos que están solos, escuchar a aquellos que no tenemos tiempo de oírles porque vivimos siempre aprisa.

La Cuaresma es una buena ocasión para convertirnos, no en buenas personas sino en personas buenas que escuchan y atienden al prójimo.

*Miembro Club 55