A juzgar por lo que acaba de publicar este periódico, la industria gallega, y en concreto la de transformación en el sector pesquero, se mantiene como objeto de deseo del capital foráneo. Los fondos de inversión, que ya se ha hecho con "Ibercosa", tantean ahora -dice FARO- a otra decena de firmas, con un volumen total de negocio aproximado a los dos mil millones de euros. Un dato que confirma las perspectivas y su atractivo para la captación de inversores, pero al mismo tiempo reactiva la posibilidad de que la industria gallega sea cada vez menos gallega.
Es probable que esa observación se tenga por improcedente en un mundo económico globalizado, o que sea replicada como "patriotera" por todos aquellos que creen más que nunca que el dinero no tiene olor ni bandera. Algo probablemente cierto pero que en ningún caso desmiente la mayor, que se resume en el hecho de que esos fondos que estudian inversiones tomarán el control de un negocio que hasta ahora revertía en buena parte en Galicia, pero que si cuajan los contactos, habrán de repartirse, al menos en lo financiero, con quienes aporten el capital. Esa es la cuestión.
Por otra parte parece obvio que el refuerzo que supone para el margen de maniobra y la estabilidad futura de las empresas "apetecidas" aportaría mayor estabilidad y capacidad para afrontar la fuerte competencia que se detecta, creciente, en el sector. Y permitirá seguramente la expansión necesaria para seguir manteniendo los lugares que ocupan hoy en los mercados. Pero el hecho de la dependencia de otros, y también el de una mayor deslocalización, necesita de mayores explicaciones y garantías de control para evitar la especulación propia de esos fondos.
No se trata de una boutade ni tampoco de una alarma sin fundamento. Desde el propio sector han surgido voces que alertan de la posibilidad de una "burbuja" como consecuencia de lo que entienden una carrera temeraria de cifras en las operaciones de tanteo. Y, sin intención de comparar ni de traer el recuerdo de otras "burbujas", tampoco estaría de más tener en cuenta el aviso, que ya se sabe aquello de que "gente prevenida vale por dos", o algo semejante. Y por eso, para reforzar las garantías, es por lo que no estaría de más un cierto control de los gobiernos.
(Conste que no se trata aquí de apostar por la intervención del poder político en operaciones mercantiles. Una actuación que sólo ha dado resultado en contadas ocasiones aunque se haya echado de menos en otras, especialmente cuando aquellas operaciones se llevaron a cabo total o parcialmente con dinero público. En este caso, lo que sí procedería, desde el punto de vista de quien escribe, es tener en cuenta precedentes próximos de la pérdida de dinero, empleos y expectativas en maniobras fallidas a medio plazo que se elaboraron para lograr beneficios legítimos particulares y colectivos. Al final se ha visto que fueron también burbujas, con un balance negativo y desesperanzador. No debería repetirse, por el bien de todos.
¿No??
