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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

El chantaje

Tal como están las cosas, hay que reconocerle al señor Villares que el desafío que plantea a "sus" -en sentido político y electoral, porque lo son por En Marea- diputados en el Congreso es audaz y brillante. Rechazar el anteproyecto de Presupuestos del Gobierno por considerarlos lesivos para Galicia le proporciona la iniciativa ante sus críticos y demuestra a sus votantes que el partido instrumental podría hacer algo más que predicar. Pero, aún en el caso de que el órdago al PSOE llegase "a donde haga falta" -y don Luis entenderá la duda- no vendría mal que concretase un poco más qué pasaría si se rechazasen esa apuesta.

De momento, y por si acaso, quien ya se adelantó en el aviso fue el presidente de la Xunta que, además, patentó una expresión original y acertada. Dijo, su señoría, que el remedio para el mal presupuestario que se cierne sobre este antiguo Reino no saldrá de "enmiendas estéticas", orientadas a conseguir como mucho unas decenas de millones de euros más de lo previsto. Porque eso, que agradaría acaso a los incautos, para nada serviría salvo quizá un arreglo parcial del grave deterioro de imagen que la propia EM se ha causado con sus líos internos aún no resueltos. Y, en opinión de quien esto escribe, tiene razón don Alberto.

Claro que, al igual que el refranero describe lo que le ocurre a los perros flacos, a una Galicia débil en términos políticos tras la llegada al poder de Sánchez, se le concentran en la cabellera todas las pulgas posibles. La última -por ahora- el chantaje, disfrazado de lógica presupuestaria, de Hacienda. Porque ha sido la señora Montero -se supone que con la aquiescencia de Economía- la que declaró que los 200 millones que su Ministerio tomó "prestados" del IVA en Galicia -como en otras comunidades, aunque con alguna excepción- no se devolverán si no se aprueban en el Congreso los cuentas para este año 2019.

Algunos observadores han expuesto ya que el chantaje -que lo es desde un punto de vista personal- resultaría doble. De una parte contra la propuesta de Villares, al que se haría responsable de los daños si los seis diputados de EM aceptasen su envite e impidiesen el placet a los "Presupuestos Frankestein". De otra parte a la Xunta -y al PP en general- si emplease su mayoría absoluta en el Senado para "tumbar" el antepryecto y demorar su tramitación devolviéndolos a la Cámara baja lo que, tal como están las cosas, complicaría bastante los planes de Sánchez. Quien por cierto exhibe de nuevo su falta de escrúpulos políticos.

Lo que sea sonará antes o después, pero algún que otro ruído molesto se va escuchando ya. Por ejemplo, el de la reiterada intención de "Madrid" para jugar todas las cartas que tenga a mano -incluídas las que oculta en la bocamanga- y sacar adelante sus planes, buscando votos a base de gestos que necesitan liquidez de tesorería para aparentar su "carácter social" y fingir una solución -pagada- en Cataluña que no sería sino un aldraxe general. Y habrá otro ruido, menor pero triste: el de esos socialistas gallego adulando cualquier cosa que venga de la sede del PSOE o de Moncloa. Será preciso esperar, pero no mucho, para comprobar que también "tragan" con los chantajes. Y le vendría muy bien al país recordarlo cuando llegue el momento.

¿O no?

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