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A Santiago por Bibiano

Tras un ligero reposo vacacional y navideño, vuelvo a importunaros con estos mis escritos que no pretenden ser más que palabras livianas pensadas para vuestro disfrute en medio de tanto coñazo triste que se escribe. Me pasé estos cortos días de vacaciones ahí por el cuadrante noroeste de la península ibérica, tierras de Castilla-León, y vuelvo a mi Galicia para estar mañana en Santiago en el reconocimiento como Hijo Predilecto de esa ciudad a Bibiano Morón, con el que tantas cosas vivimos que ya no podemos repetir. Quedé con su mujer Marisé y los hijos, Dani, Guille y Javi, como quedé con Chema Cancelo y otros amigos vigueses del santiagués invitados al acto en el Auditorio de Galicia. Porque Bibiano, a quien se le hace este reconocimiento póstumo junto a Benedicto, era un santiagués que ejercía en Vigo. Cómo pesa su ausencia, su buen humor y su imaginación. En el acto de Santiago al que iremos se nombrará también Hija Predilecta a la poeta Xohana Torres, que murió en Vigo justo cuando estábamos en los trámites para escribirle sus memorias. Pena haberlas perdido, además de a ella, a la que visité poco antes con su amigo Nemesio Barxa.

A Portugal por culpa de Pinto

Vuelvo y ya me llamó ayer mi amigo luso (nada iluso) Arturo Pinto para llevarme al gastrobar A Fronteira, a la salida del puente viejo de Portugal, ese local antes llamado Salón de Té, ante el que muchos pasábamos de niños acojonados porque llevábamos un paquete de café Sical de contrabando bajo el asiento del coche de papá y estaba al lado la frontera. Concretamente, al restaurante que tiene ahora Diogo Sousa Ribeiro con Nun Mota de chef, y no sé si me llevará a probar las primeras lampreas del Miño o esa carne barrosã de Portugal. O un sencillo menú del peregrino, que por algo es el último bar del Camino Portugués en esa tierra lusa.

Y de copas con el piano-bar

¿Os habéis enterado de qué es el LeBar Luthier? Pues una idea curiosísima que me cuenta una de sus mentoras, la cantante Miriam Rodríguez. Inspirados en la fantástica obra de Alessandro Baricco, Novecento, surge la idea de un diminuto piano de cola cuya caja de resonancia se ha convertido en barra de bar con grifo y todo. Es decir, un piano con doble utilidad, un pianobar literal e itinerante único en Galicia. Con sus músico-baristas ambientados en los 30s-40s, que mientras tocan y cantan al son del Swing, Dixie, Jazz, Black Bottom, Bebop, Calypso, etc... sirven deliciosas combinaciones con vermut y se desplazan allí donde gustes. El pianobar está fabricado a mano por Chucho González, que es quien se encarga de hacer que suene el Washboard, esa tabla de lavar la ropa que nuestras abuelas tanto usaron en el río. Y se suma al proyecto Carlos Gil sobre las teclas y la misma Miriam, (tfno. 689.927.975), cantando y sirviendo copas a los invitados. Me lo voy a traer a mi próximo cumpleaños.

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