Este año 2019 se cumple el 40 aniversario de la primera corporación democrática tras la dictadura franquista. Aunque el tiempo todo lo desdibuja y adormece, cada año que pasa supone un nuevo peldaño en la construcción democrática de esta nueva ciudad. Hoy asistimos al cumpleaños del final de aquel sistema municipal decadente, pese a que todavía queden nostálgicos recluidos en la nueva Vieja Guardia que pretendan reverdecer los viejos valores de la Dictadura.

Aunque afortunadamente en Vigo no hemos vivido la delincuencia pública de Marbella y de otros municipios, también existieron extorsionadores y algún empresario sin escrúpulos. Por eso fue necesaria la cohesión corporativa desde el primer día, para llevar el timón municipal blindado bajo una atmósfera común. Hubo que intervenir sobre los poderes salvajes de la economía especulativa, una y otra vez confundidos con la libertad. Teníamos que salir de la supervivencia y rediseñar un Vigo emergente de valor seguro para los ciudadanos. A pesar del freno que suponía la visión de ciertos sectores empresariales y asociaciones afines que se negaban a limpiar su alma, al no asumir la nueva dimensión de ciudad, con el "nosotros a lo nuestro", para crear y organizar conjuntamente una metrópoli de referencia y mayor valoración. Nuestro sueño pasaba por un difícil Vigo metropolitano con valor de marca. Sólo así hemos podido superar muchos cercos inmovilistas y dejar de ser una ciudad comodín para ser competitiva con estrategias sólidas. No por casualidad Vigo ha sido ejemplo político el 23-F por su comportamiento unitario.

A lo largo de esta escalera de cuarenta peldaños observo que la sociedad viguesa nunca quiso una ciudad muy grande, más gorda, sino más competente, más fuerte y excelente. Una ciudad dinámica con crecimiento económico y bienestar social para poder potenciar la Metrópoli hacia un posicionamiento contundente, para estar entre las primeras capitales culturales europeas, así como pertenecer al ámbito científico que nos situara en primera línea de la industria y de las ciencias del mar, del espacio, entre tantas otras. Ya han pasado cuarenta años de soberanía municipal democrática, aprendiendo a vivir en la madurez de la convivencia, liderando la ciudad -unas corporaciones más que otras- en esta carrera de relevos, pasando la antorcha unos a otros y sin que las costumbres se vuelvan tiranías.

*Miembro del Instituto de Estudios Vigueses