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Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

El "atentado"

Pues la verdad es que, dicho con todo respeto para la opinión de la FEGAMP, hay que echarle bastante imaginación para considerar como un "atentado a la autonomía municipal" la oferta -condicionada- de la Xunta para rebajar un diez por ciento la tarifa de Sogama por recogida de los residuos urbanos. Sobre todo si se considera que esas condiciones resultan beneficiosas para todos en la medida en que se refieren a que los Concellos produzcan y recojan menos basura y la rebaja se repercuta en los recibos que ahora mismo pagan los vecinos.

El rechazo chirría tanto más cuanto que no parece, por parte de la Federación, que los remilgos que ahora plantea se exhibieran en otras ocasiones en las que, por ejemplo, haya sido la organización la solicitante de ventajas por buena gestión o de liquidez cuando las deudas le apretaban las clavijas. Y entonces -son solo ejemplos-, incluso aunque las obtuvieran con condiciones, no se les ocurría mentar la autonomía que les garantiza la legislación actual siempre y cuando se les diera satisfacción a sus peticiones y suficiente alivio a sus situaciones delicadas.

La FEGAMP, desde luego, está en su derecho de considerar lo que quiera acerca de la oferta de la Xunta. Pero a poco que se analice con una cierta perspectiva, no parece que lo que se le solicita por el gobierno gallego suponga no ya un "atentado", sino que sea de verdad una injerencia en su autonomía. La reducción del volumen de basura permitirá menos tarea a Sogama y, por tanto, una rebaja en la tarifa y la repercusión a los vecinos es puro sentido común. Y compensaría al menos en parte la desfachatez de algunos Concellos -entre ellos varios "progresistas"- cuando no pagaban a la Sociedade, pero sí cobraban al vecindario. Y de eso, que se sepa, nada dijo la Federación en su momento.

Dicho todo lo anterior, que no quiere ser una crítica descarnada a la Federación y solo aspira a formular unas observaciones que pueden rechazarse o aceptarse solo en parte, conviene insistir en que no se discute el derecho de los municipios a organizarse. Pero es probable que, si se medita con buena voluntad, se aceptará que ni la oferta de la Xunta parece una trampa, ni la respuesta de la FEGAMP resulta adecuada. Ni en el tono ni en la forma. Claro que, puestos a imaginar trucos, no faltarían quienes advirtiesen en la reacción de los Ayuntamientos una táctica concreta.

Se trataría, de cara a las próximas elecciones locales, abrir una confrontación contra la Xunta y así "compensar" con antipropaganda -que emplearía la Federación, controlada por la oposición- la que se presume busca el gobierno autonómico con el anuncio de su rebaja. Y como aquí el que no corre vuela, la suposición parece propia de una imaginación algo retorcida, pero cosas iguales o peores se han visto o denunciado en este antiguo Reino, de forma que nadie se asustaría ahora. Lo malo es que cuanto de positivo tiene la oferta de la Xunta -la reducción de la basura y del precio de la recogida para Concellos y vecinos- se perdería. Y sería una verdadera pena.

¿No...?

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