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Joaquín Rábago.

Alemania y China compiten para modernizar la red ferroviaria turca

¿Quién habría pensado hace solo unos años que China iba a competir nada menos que con Alemania en un proyecto de modernización de la red ferroviaria turca? Y, sin embargo, así ha sido, y si el Gobierno de Ankara finalmente parece haberse inclinado por la oferta germana es porque temía una excesiva dependencia del gigante asiático.

Los chinos estaban dispuestos a conceder un crédito sin intereses de 35.000 millones de euros a devolver en un máximo de diez años y se habrían encargado de suministrar tanto la vía ferroviaria y los trenes como la mano de obra para la construcción.

Por otro lado, según el semanario "Der Spiegel", pretendían que toda la fabricación tuviese lugar en China, algo inaceptable por los turcos, que aspiraban a que al menos parte del "know-how" tecnológico quedara en casa. Descontento con tales imposiciones, el Gobierno de Ankara se dirigió entonces a Alemania, tal vez recordando que 140 años atrás, ese país había sido elegido por el sultán Abdülhamid II para un importante proyecto ferroviario en el entonces imperio otomano.

Alemania, cuyas relaciones con la Turquía atraviesan desde hace tiempo una gravísima crisis debido a la deriva autocrática del Gobierno del presidente Erdogan, vio de pronto la oportunidad de tender de nuevo puentes con Ankara.

El ministro alemán de Economía, Peter Altmaier, que hasta hace poco había insistido en que Ankara debía acometer una serie de reformas antes de recibir ayuda germana, parece haber ablandado mientras tanto su postura.

Y, según adelanta "Der Spiegel", encabezará a finales del próximo mes una gran delegación económica que tratará de poner en pie una comisión comercial germano-turca.

Altmeier quiere poner fin a la crisis, que alcanzó su punto álgido el pasado verano cuando Ankara elaboró una lista de más de 680 empresas o particulares a los que acusó de terrorismo, aunque finalmente diese marcha atrás y hablase de un malentendido.

Los turcos, que atraviesan graves dificultades económicas -grave endeudamiento, elevado déficit por cuenta corriente, alta inflación y depreciación de la moneda nacional- parecen también ansiosos de mejorar sus relaciones con Berlín, y el proyecto ferroviario brinda una buena ocasión para ello.

El mayor beneficiario será Siemens, que al frente de un consorcio empresarial, del que forman también parte los ferrocarriles alemanes (Deutsche Bank), construirá varios tramos ferroviarios de alta velocidad, electrificará otros y construirá trenes además de perforar túneles y encargarse de otras infraestructuras.

Como señala el citado semanario alemán, se estudia además la cobertura de todo el proyecto con garantías de crédito a la exportación Hermes y créditos oficiales. Acostumbrados a llevarse últimamente el gato al agua, los chinos deben estar esta vez celosos.

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