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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

Los apoyos

Uno de los asuntos más rentables, sobre todo para los ciudadanos y por tanto electoralmente -por regla general- para los partidos que consiguen los votos es sin duda la creación de empleo. Y más cuando se acompaña de puestos de trabajo estables y con salarios dignos, porque esa doble fórmula es también la adecuada para combatir la crisis demográfica que según la "intelligentsia" de este país es la más amenazadora de todas. Y que ha sido avisada reiteradamente por organismos y entidades de diferente nivel pero nunca atendida como se debe por quienes estarían obligados a hacerlo.

Es evidente para la inmensa mayoría de los que siguen las cosas del vivere y el philosophare que combatir con eficacia aquella necesita un proyecto duradero y consensuado. De forma que no oscile según quien gane las elecciones, y que sea transversal, en el que participen todos los que puedan aportar algo para su éxito. Eso y bastantes otros elementos, de los que destaca la absoluta necesidad de apoyos institucionales constantes y al máximo nivel posible. Esas, junto a la tenacidad, son condiciones imprescindibles pero que han de confluir con las demás.

Dicho eso conviene insistir en la obviedad de que para afrontar ese desafío, el más serio que se le presenta a Galicia con el envejecimiento galopante de su población, ni siquiera es planteable afrontarlo como un solo esfuerzo ni buscando la victoria en una batalla contra el tiempo. Ha de lograrse en un esfuerzo continuado y seleccionando muy bien los recursos a aportar y los apoyos a reclamar. Y se necesita aprovechar bien las ocasiones que se presenten porque no son muchas las idóneas.

(En este punto cabe afirmar que, en opinión de quien la escribe, puede resultar útil la alianza -de la que daba cuenta este periódico- de Galicia y varias comunidades con problema parecido. Y es que además de los requisitos ya citados hay otro sine qua non: la colaboración y estrategias coordinadas con quienes tienen problemas parecidos. Empezando esa colaboración por las fuerzas políticas internas, algo que en Galicia no se aprecia. Y quien lo dude que recuerde al secretario xeral del PSdeG planteando una referencia genérica a la demografía después de una fugaz visita a Bruselas.)

A partir de ese marco general, parece indudable que para este antiguo Reino en su conjunto, como para el sector de la automoción gallega y de forma especial para el sur resulta clave conseguir que lo que hoy es posibilidad -la construcción aquí por el Grupo Citroën/PSA de un nuevo modelo, como viene informando este periódico- se convierta en probabilidad y después en realidad. En términos de empleo esa trascendencia es irrefutable, como lo es desde la perspectiva de dinamización económica y de la investigación y la inversión complementaria. Por tanto hay que hablar ya de apoyos.

Dicho con rotundidad, el principal de todos -los apoyos- es el de la propia empresa, que se basa en el alto rendimiento de la factoría viguesa, capacitación y eficacia demostradas. Y con la garantía de una paz social, básica para cualquier proyecto que dependa del mercado. Y alguno más, dando por descontado el político de los gobiernos, desde el autonómico al estatal sin fijarse en su color. Porque de lo que se trata es de un proyecto de país que reúne todas las condiciones que se han citado y de la esperanza de que sea, en su conjunto, el que aborde y resuelva esa cuestión. La política española y europea le debe eso a Galicia, porque Citroën ha puesto de su parte desde hace mucho lo necesario: ahora le toca a los demás. Y perder esta oportunidad sería imperdonable.

¿O no??

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