Craso error el de Portos de Galicia cuando ataca la idiosincrasia de los pueblos marineros. Amenazar sus fiestas es una hostil declaración de guerra en toda la extensión de la palabra, una bofetada donde más duele, un misil...
Ya lo hizo el alcalde de Vilagarcía Alberto Varela el pasado año con su incomprensión respecto a las fechas de la Festa da Ameixa de Carril pero ahora es el presidente del ente autonómico quien actúa como un enxebre coreano"José Jong-un".
Las fiestas del Carmen, de Santiago, de San Fidel forman parte intrínseca de la naturaleza de los pueblos costeros. Son sagradas. Nadie tiene derecho a invadir ni ofender ese espacio tan propio, de carácter tan secular y con sus propias señas de identidad ¿Qué sería de Carril sin la farsa, sin sus gigantes y cabezudos, sin su procesión marítima?
Durán no puede meterse en este berenjenal, porque menuda bomba ha lanzado contra un pueblo que no ha hecho más que exponer su indignación porque Portos exige un costoso aval de 3.000 euros a una comisión que ha sudado tinta para completar su presupuesto.
Que peligren las principales fiestas de O Salnés a estas alturas del verano indigna a los vecinos que con tanta ilusión esperan todo el año a que se celebren con el máximo boato. Es cuando la familia se reúne, cuando las calles se llenan de bullicio y alegría, cuando el malhumor de todo el año queda aparcado aunque solo sea de forma efímera por un día o un fin de semana.
Mar no puede venir con éstas ahora. No puede recaudar a costa de los vecinos que quieren celebrar una fiesta y que además ya pagan por el uso ordinario de las instalaciones -de cuyo estado se hablará en otro momento-.
Portos debe dar ya un paso atrás. Reconsiderar la situación y buscar el desagravio de forma inmediata sin esperar a ninguna reunión con Alberto Varela. A Durán quizás le convendría hablar algo más con los suyos, quizás con Nava Castro que lleva Turismo a la que seguro que no le hará ni pizca de gracia que las fiestas de interés turístico de Galicia pierdan fuelle.O con Rosa Quintana para que no sea tan exigente a la hora de pedir resultados de gestión económica. Y aún si cabe con Rueda o el propio Feijóo a los que seguro, ahora mismo, no les apetece otro incendio en el PP.
