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Personas, casos y cosas de ayer y de hoy

La dedicatoria del autor, ¿vínculo o traición?

Uno lleva ya varios años campando cada domingo por el escenario de este periódico y tiene el lógico temor de acabar aburriéndoles, por lo que hace todo lo que puede por cambiar de temas y escapar, hasta donde sabe, de textos, hechuras e imágenes demasiado repetidas en la memoria, sentidos y entendimiento de los lectores. Mas todo tiene su excepción. Una es la colección de libros dedicados que tiene en su biblioteca familiar, firmados por conocidos autores y que, dada su variedad, ha sido fuente de notas, sugerencias y reflexiones distintas, tan dispares como los propios firmantes de las dedicatorias autógrafas. Así, este escribidor tiene el propósito de continuar con los libros que autores gallegos han firmado a personajes más o menos notorios. Un día, eso sí, lo hará con mucho contento sobre obras que señalados escritores le han dedicado a él mismo y que constituyen la mayoría de la colección de libros dedicados.

Cada dedicatoria tiene un interés y una importancia variables. No es lo mismo una dedicatoria estándar, escrita como simple gesto de cortesía en una sesión de firmas en una caseta de determinada feria de libro, en una librería o al término de la presentación de la obra, que la dedicatoria de un amigo, al que conoces, quieres y se lo expresas de forma más o menos explícita. Valgan dos ejemplos recogidos por este escribidor en Faro de Vigo, 09.08.2015. Uno es el de las dedicatorias autógrafas de Ramón Otero Pedrayo a la poetisa Maruxa Orxales, que retratan una entrañable, estrecha y prolongada relación a la que hay que sumar el hecho de que fue él quien apadrinó su primera publicación, Te he perdido, para ti mis palabras (1971). Otro ejemplo es el de las dedicatorias de las hermanas Dora y Pura Vázquez Iglesias a la Orxales, en una de las cuales, con fecha 09.05.1972, Pura Vázquez, sobre su libro Los Poetas (1971), deja constancia de la primera visita a Ourense de la poetisa ferrolana.

Se ha afirmado que una dedicatoria, extensa o escueta, "establece un vínculo entre el escritor y el destinatario. Y detrás de cada libro que aparece en rastros o librerías de viejo, prevalece una amistad traicionada" -léase a Jesús Marchamalo, en Dime cómo firmas un libro y te diré quién eres. ABC, 16.06.2015-.

Son bastantes los datos, curiosidades y manías que se pueden extraer de las dedicatorias autógrafas. Analicemos hoy unas cuantas, unas bastantes típicas y otras que se apartan de lo convencional por su singularidad. Tiempo habrá de traerles otras y lo haré.

Samuel Eiján Lorenzo (San Clodio. Leiro, 1876 - Santiago de Compostela, 1945), que utilizó también el pseudónimo ocasional de "Fraysel", fue un sacerdote franciscano, historiador y poeta en lengua gallega y castellana. En razón de su carrera eclesiástica desempeñó cargos relevantes dentro de la Orden Franciscana, como ser el Superior del Convento del Santo Sepulcro en Jerusalén. Asimismo, fue miembro de muchas instituciones culturales, numerario de la Real Academia Galega (1941), director de El Eco Franciscano y colaborador asiduo de muchas revistas. Su casa natal sigue en pie en San Clodio, y tanto Leiro como Ourense le han sendas calles. Su obra es muy extensa y cultivó todos los géneros literarios, bajo una profunda creencia religiosa y reflejando un intenso amor a su tierra natal. Tengo la suerte de tener bastantes de las primeras ediciones de sus libros. Entre ellos un buen ejemplar de Cuadros de mi tierra (Santiago de Compostela: Tip. De "El Eco Franciscano; 1913). El libro es una recopilación de recuerdos, impresiones y versos dedicados a Galicia y sus gentes, publicados previamente en libros y revistas y con prólogo del escritor y catedrático compostelano de Medicina, Juan Barcia Caballero (Santiago de Compostela, 1852 - A Coruña, 1926). El libro ostenta una dedicatoria autógrafa en su anteportada al abogado, escritor y periodista vizcaíno José Posse y Villelga, quien llegó a ser redactor jefe de La Gaceta del Norte y miembro correspondiente de la Real Academia Galega. Eiján plasma esta dedicatoria el 11.01.1915 y cataloga a Posse de ilustre publicista y amante de su tierra. El libro lo adquirí en la Librería Boulandier de Bilbao, hace unos treinta años.

Marcelo Macías y García (Astorga, 1843 -Ourense, 1941) fue profesor de la Cátedra de Retórica y Poética en varias localidades, una de ellas Ourense. Asimismo fue sacerdote, historiador, epigrafista y numismático. En la ciudad de Ourense impartió clases en el Seminario, en el Centro Provincial de Instrucción -donde también ejerció como director- y en la Escuela de Artes y Oficios. Presidió el Ateneo, la Asociación de Prensa de Orense y la Comisión Provincial de Monumentos de Orense. Fue el artífice del Museo de la ciudad y del Boletín de la Comisión Provincial de Monumentos de Orense. Para su mejor conocimiento les remito a la monografía Don Marcelo Macías y García. Un acercamiento a su vida y a su obra, (Astorga: Centro de Estudios Astorganos; 1983), escrita por el que es, entre otras responsabilidades, archivero de la catedral ourensana, además de fraternal amigo, Miguel Ángel González García. Entre las obras de Marcelo Macías está un ejemplar de la publicación de un manuscrito anónimo, Descripción geográfico histórica y estadística de la Ciudad de Astorga (Orense: La Popular; 1929), que precisamente llegó a mis manos, gracias a la generosidad de don Miguel Ángel. En la contraportada figura una dedicatoria a Magín G. Revilla, director de El Pensamiento Astorgano.

Juan Fernández Pérez (Ourense, 1870-1944), conocido también como "Xesta", fue un conocido y eficiente pedagogo, dibujante, historiador y publicista. Ejerció de jefe del Archivo de Hacienda y de la Biblioteca Pública, además de encargado del Museo Arqueológico Ourensano. Asimismo fue miembro correspondiente de la Real Academia Galega y de la Real Academia de la Historia. La mayoría de sus publicaciones fueron recogidas por el Boletín de la Comisión Provincial de Monumentos de Orense. El 08.12.1928, un siniestro redujo a cenizas la Biblioteca Pública Provincial. Tal pérdida llevó a la iniciativa inmediata de muchos ourensanos e instituciones para su recuperación, creando un Comité Pro Biblioteca Provincial, de la que "Xesta" fue secretario-tesorero. El Comité, organizado en una serie de comisiones, desarrolló una intensa y eficaz labor hasta conseguir que a finales de 1932 se inaugurase la biblioteca en los bajos de la Diputación Provincial. De todo ello dejó constancia Juan Fernández en el libro La nueva biblioteca Provincial de Orense. Su resurgimiento. La obra fue terminada en 1935, pero no se publicaría hasta 1942, por motivos de distinta índole. Su edición fue recientemente recordada por la periodista Maribel Outeiriño, en su Historia en 4 tiempos ( La Región, 16.05.2018). Un volumen de esta publicación figura en nuestra biblioteca, también de la mano de don Miguel Ángel González. El ejemplar está dedicado, con fecha 25.05.1943, a uno de los donantes, el conocido ourensano Florentino Montesinos.

Antonio Rey Soto (Arrabaldo, Ourense, 1879 - Madrid, 1966) fue un sacerdote, notable escritor, poeta y dramaturgo, mayoritariamente en lengua española; también fue un destacado bibliófilo, campo en el que realizó interesantes investigaciones. Estudió Derecho y Filosofía y Letras en las Universidades de Santiago y Madrid y, más tarde, Teología, ordenándose sacerdote. En sus inicios como escritor publicó poemas en La Nueva España y fue redactor de La Galerna (1900). Su primer libro de poemas, Falenas (1905) fue editado en Ourense. En 1911 publicó en Madrid Nido de áspides, con gran éxito de crítica. Viajó después por varios países europeos, lo que le dio pie para escribir Remansos de paz (1916) y Campos de guerra (1916). En 1917 comenzó su actividad en Madrid como autor dramático con la obra Amor que vence al amor, a la que siguieron Cuento de lar (1918) y otras obras de importante acogida. También escribió novelas, entre las que destaca La loba (1918). Mantuvo una estrecha amistad con los galleguistas históricos como Castelao. En 1920 ingresó en la Real Academia Galega. En 1922 fundó en Vigo una productora cinematográfica, lo que en 1923 le llevó a diversos países de América, donde permaneció hasta 1931. En Ourense fue capellán del matrimonio Isidoro Temes y Ángela Santamarina, marquesa de la Atalaya Bermeja. A lo largo de su vida consiguió reunir una importantísima biblioteca que, poco antes de morir, cedió al monasterio de Poio. Los que quieran datos curiosos lean a Antonio Valero en El Poeta de Galicia. Madrid: Imp. Pueyo; 1919).

La obra completa de Rey Soto fue editada en 1965. Sin embargo, tengo la fortuna de conservar en nuestra biblioteca once de las primeras ediciones de sus publicaciones, dos de las cuales exhiben dedicatorias autógrafas. Una de ellas es La copa de Cuasia (Madrid: Artes Gráficas; 1930), cuya dedicatoria dirige el autor a Gustavo Enríquez Cadórniga, en julio de 1939, calificándole de "el más delicado, exquisito e inteligente de los amigos". Su ex libris figura adherido a la contraportada. El destinatario fue nombrado, desde 1929, Registrador de la Propiedad en Ourense y falleció en Madrid en 1970, según pude comprobar en la hemeroteca de ABC. Enríquez llegó a disponer de un valioso archivo y biblioteca que tampoco se quedó en Ourense y, al menos en parte, debió desbaratarse. Una prueba es este volumen y otros adquiridos en Libros La Peña de Benajarafe (Málaga), que por razones que ignoro tiene siempre un buen depósito de libros gallegos, por precios muy asequibles. El otro ejemplar dedicado es Galicia venera y venero de España (La Coruña: Moret; 1949) y es el número 24 de una tirada de 25 en papel de hilo. El tomo se lo firmó, el 20.10.1949, a José María Junyent Quintana, al que califica de "el más alto de los críticos y el más noble de los amigos". El destinatario fue periodista, crítico teatral y autor de la famosa Pasión de Ulldecona, que se representa en este municipio catalán durante la Semana Santa.

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