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Stella Maris, poeta en vuelo

Yo creo que mi amiga la poeta Stella Maris estará mientras escribo estas líneas a punto de dejar Vigo y subirse a un avión porque cuando las leáis hoy debe estar en el francés Estrasburgo para una acción ilusionante: presentar su último poemario, Alma acróbata. Espero que no haya subido al avión con resaca de la fiesta que se le dio el día antes a María Xosé Queizán porque tiene la presentación en francés en la galería Gallimard y otra en español, el miércoles en el café latino de La Maison de L´Amérique Latine. Nervios, si en Vigo tuvo algo esta catedrática de Francés, en Estrasburgo no tendrá ni ese algo, creo, porque fuera de su entorno se encuentra mucho más libre, y además, después de su primera desnudez, con Pálpito Súbito, le está gustando el strip tease (emocional).

Aquellos "cuervos" de hace 50

Estuve el sábado de relembranzas, haciendo un hueco a la memoria sentimental y escolar con unos 40 compañeros de mi promoción de los jesuitas que cumplíamos ¡oh Dios mío!, el 50 aniversario. Hubo cena el viernes en LA EXSCAMA para más de 30, luego copas para los resistentes y esa noche se vio a gente como Senra, Bianchi, Miguel Fernández, Fontaiña Pérez, Brasa, Julio Rodríguez, Manolo Vázquez, Vaqueiro, Puialto, Yarza, Soage... El sábado tuvimos en el colegio una Misa de antiguos alumnos, en la que aluciné sintiendo cómo hacíamos lo mismo que hace medio siglo de niños y, aunque ahora éramos abuelos, parecía que fuera ayer: la traición del tiempo, que pasa más rápido de lo que uno siente. También me di cuenta de que unos cuantos siguen en gracia de Dios, porque comulgaron. Yo no, yo perdí la gracia y a Dios lamentablemente pero espero que me recoja en su seno cuando ya no tenga fuerzas para pecar. Allí estaban también gente como Sequeiros, R. Barreras, Monforte, Rial, Rey, Peñalosa y hasta nuestro profe Cariñena. Luego dimos un paseo por los patios y corredores colegiales, acercándonos a ese bosque donde tantos rosarios y rezos hicimos a María o al Señor, según tocara. Y a comer al Náutico, donde Miguel Fernández se lució con las fotos del pasado colegial.

Luchas intestinas por un santo

Anda por el barrio viejo un santo aficionado al futbolín. El domingo comí en La Comidilla, el de Natalia Rodríguez, donde me sorprendió como novedad la instauración de un San José con niño tamaño medio en una de sus esquinas. Tiene su historia porque el santo, sin valor artístico porque es de yeso, lo consiguió por la noche de un amigo que cambiaba de casa un tipo que, falto de dinero y sobrado de cara, quiso cambiarlo por una cervezas en un bar de noche. Quiso el azar que estuviera allí tras la medianoche Mary la deLamari y, piadosa que es, lo adquiriera para protegerlo. Lo dejó en el "after" porque no era muy cristiano que volviera a su casa por esas calles de Dios con un santo en brazos, pero la noche siguiente lo vio allí, tras jugar al futbolín, su amigo Luis "Molinero", y lo arrampló trayéndolo abrazado a él de madrugada para instalarlo en La Comidilla, donde ahora está tras el desconcierto inicial de la patrona, Natalia, al verlo entrar de esa guisa. Se sabe que Mary "Lamari", tras enterarse de su desaparición del local nocturno y en el que estaba reubicado, exigió su devolución y pronto presidirá en su restaurante. ¡Qué peleas hosteleras por un santo!

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