A tenor de la entrevista que FARO DE VIGO realizó al vigués Ramón Méndez, primer doctor en España en videojuegos y traducción, no me cabe la menor duda que cada cual tendrá su movida conceptual sobre si el videojuego es o no un arte. Me gustaría que las personales apreciaciones al respecto no se asemejasen en nada a esas otras que mayoritariamente se tienen de la gran "movida" de los años posteriores a la dictadura. Lo ocurrido en esos momentos a nivel cultural sigue teniéndose como un referente pero en mi mente martillean frases como las de Teo Cardalda: "Muchas drogas, mucho alcohol? todo el mundo muy pasado? pero pasados con dignidad".

Iré a contracorriente pero opino que el desperezo cultural del largo sueño de la dictadura no trajo más que vulgaridad y cutrerío. Con gran dosis de intrepidez y osadía, eso sí, amplificada además por los medios de comunicación de masas que ensalzaban la toma de consideración del todo vale y que, por supuesto, fuese subvencionado. Por entonces en Vigo, al amparo de una fama casera de algunos manejadores postmodernistas, se tomaron por asalto los acuerdos tomados en las jornadas Municipales "Espacios Públicos para las Artes Plásticas" y la decisión allí tomada para que la antigua cárcel se transformase en el Museo de Arte Contemporánea de la ciudad con los fondos de las Colecciones Municipales, al amparo económico de fondos de la Comunidad Europea, se pasaran por el forro del ordeno y mando. A partir de entonces se impone en nuestra ciudad una fotocopia de museo contemporáneo al gusto de la pija modernidad imperante, asumiendo los peores defectos de la burguesía con aspiraciones aristocráticas; de aquellos barros vienen estos lodos.

La imagen de una docena de artistas en las escalinatas del Marco bajo el titular "Un grupo de creadores presenta hoy un manifiesto con 500 firmas del sector" me sigue oliendo a añejas esencias personales. Los mismos nombres, caras e intereses de hace veinte movidas no pueden imponer un concepto museístico basado en un neologismo que describe la distorsión deliberada de una realidad, con el único fin de crear y modelar entre el público vigués la opinión de que todo el mundo artístico y cultural de esta ciudad comulga con sus creencias personales, apelando además a las emociones de supuestos desagravios. No, realmente creo que una mayoría silenciosa de creadores y creadoras no deberían ser manipulados tan sibilinamente, por muy poco eco mediático que tenga el silencio o el artazgo de quienes piensan que todo seguirá como hasta ahora a pesar de todo.

Esta ciudad se merece tener su Centro de Arte Contemporáneo, por supuesto pero, modestamente, creo que su ideal emplazamiento pasaría por situarlo en el espacio que ocupa esa "cosa" denominada "Casa das Palabras". Por espacio, diseño, funcionalidad arquitectónica y situación, con una superficie total construida de más de 5.000 m2, localizados en una parcela de más de 13.000 m2, el edificio diseñado por César Portela, por fin podría tener un contenido y un continente con verdadera repercusión social y no seguir a expensas de un oteado carpetazo definitivo como espacio cultural de la ciudad.

Matar dos pájaros de un tiro, por un lado tener un Centro de Arte Contemporáneo moderno y adecuado a las nuevas propuestas donde la plástica y otras muchas manifestaciones culturales con perspectivas de futuro como los videojuegos, el cine, la danza, etc. puedan contar con un espacio privilegiado para mostrar su creatividad y por otro, crear el gran Museo de Arte Contemporánea acordado en su día para el espacio del actual Marco, con obras de artistas como Serafín Avendaño, José Frau, Maside, Souto, Colmeiro, Laxeiro, Lugrís, Lodeiro, Mª Antonia Dans, Mercedes Ruibal, los hermanos Quesada y una larguísima lista de artistas más, que tristemente languidecen en los fondos de las colecciones Municipales por falta de justicia y memoria histórica con nuestros reconocidos artistas. Artistas gallegos que ya demostraron con su obra que son contemporáneos; los más modernos y postmodernos tendrán que pasar la criba del tiempo para confirmar sus merecimientos.

*Educador y artista amateur (del latín "amator", que quiere decir "el que ama")