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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

Las cifras

A partir de la idea de que, en todo caso, es mejor que las cifras del paro bajen en lugar de subir, convendrían un par de reflexiones -formuladas desde un punto de vista personal- ni para amargar la fiesta del INEM de junio, sino para poner, si procediere, las cosas en su sitio. Porque el balance general, y el gallego en particular, es bueno, pero previsible, y no justifica la euforia que parece desprenderse de algunos comentarios oficiales si bien, y para ser justos, tampoco son como para tirarse de los pelos con la desaprobación que aparentan ciertas voces de la oposición.

Para empezar habría que insistir en que ya no basta revestir la alegría con el sonsonete de que "aún queda mucho camino por andar", porque -aunque es cierto- de tanto repetirse da más la impresión de ser una excusa por no cubrir los objetivos deseados que un matiz para disimular la euforia por los conseguidos. Esta podría ser incluso una de esas pocas veces en que dos afirmaciones al parecer contradictorias pueden convivir si se da la ocasión de profundizar en los detalles.

Es verdad que se ha hecho bien, pero también lo es que los objetivos principales están sin alcanzar. Y nadie habla, aún, de "pleno empleo", sino de acortar significativamente las distancias entre el desempleo gallego y el de regiones europeas con perfil muy parecido a Galicia, pero unos niveles laborales sustancialmente mejores. Y eso quiere decir, en resumen, que su estructura económica sirve mejor a la gente del común a la hora de buscar trabajo. Sobre todo, si son jóvenes o mujeres.

(El espacio para una opinión no es a menudo suficiente para agotar el argumentario que la sostiene. Pero en ocasiones basta para explicar su meollo: aquí se dice que si Galicia está entre las Comunidades en las que más se redujo el paro, es también porque los sectores más proclives a crearlo, como el turismo, gozan de una serie de factores positivos hasta ahora desconocidos. Y eso, que es magnífico, a la vez tiene el inconveniente de que las causas no son permanentes, sino estacionales. Y, por eso, en las medias anuales este antiguo Reino avanza, pero no lo suficiente. Punto.)

Dichas estas cosas, que no tienen por qué ser compartidas, sí podría añadirse alguna que genere mayor conformidad. Por ejemplo, la de que la estructura económica gallega padece todavía defectos cuyo remedio no ha sido abordado. Y tienen tanta envergadura que no podrán resolverse sin proyectos a plazo extenso y pactados para evitar los siempre posibles vaivenes electorales. Y eso, la mirada larga, es precisamente lo que necesita Galicia y tanto escasea.

¿O no??

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