A estas alturas parece difícil que quede alguien que no crea el tópico ese de que entre el dicho y el hecho hay un trecho. Sobran los ejemplos, pero como los mejores son los últimos, viene al pelo la decisión que acaba de anunciar el Gobierno gallego por la cual aumentará la carga fiscal, a pesar de que las prédicas y el sonsonete de que la doctrina prioritaria de este Gobierno es bajarla. Aparte, y conviene repetirlo, de un lugar común.
El último ejemplo -por ahora- de los casos que lo demuestran -y su poca fiabilidad- lo protagoniza la Consellería de Facenda, que subirá la valoración de bienes en unas decenas de Concellos con el objetivo de recaudar más. El ascenso medio será de un 2,9 por ciento, lo que significaría una proporción superior al aumento -"medio", por emplear la terminología habitual de los gobiernos para camuflar sus contradicciones- del coste de la vida en el 2016. O sea que, bien pensado, es fascinante.
Claro que, ya puestos a comparar lo que significan las cifras, procede añadir que es el doble o más de lo que se ofrece como aumento salarial a los trabajadores que negocian la renovación de sus convenios. Por no mencionar que resulta un agravio comparativo para los municipios en los que crece la fiscalidad frente a los que no, y supera ocho veces el ridículo 0,25 que el gabinete del señor Rajoy "regala" a los pensionistas, como si fuera una muestra de su "generosidad".
Y conviene dejar claro que no se dice lo anterior por considerar que no existe en el asunto la gravedad que realmente tiene o por creer que no haya urgencia en resolverla. Se hace para dejar de una vez las cosas en su sitio, insistir en que la incoherencia es una norma frecuente, pero nunca reconocida por los personajes públicos que, además, siguen cobrando -y compatibilizando- en flagrante arbitrariedad por conceptos de lo que ya no les corresponden, como "compensación" a no se sabe qué.
Esto -y bastantes más ejemplos que podrían añadirse- es lo que hay, y que desmiente sin ir más lejos eso de que "Hacienda somos todos", "el sacrificio está repartido proporcionalmente de forma equilibrada" y demás tópicos, el mayor de los cuales es el de que los ciudadanos son iguales ante la Ley. Una hermosa teoría que lo sería todavía más -hermosa- si fuese cierta.
¿No...?
