Expresiones en el molde de las que siguen se ven ahora con frecuencia en la prensa de habla española:

n "La convención demócrata nomina a la exsecretaria de Estado para ser la primera mujer presidenta del país a pesar de las divisiones internas del partido" (El País 27.7.16)

n Bill Clinton: "Hillary es la mejor agente del cambio que he conocido" (ibidem)

Aquí no voy a evaluar el contenido de las dos noticias, sino su redacción, con desaciertos formales e implicaciones imagino que no intencionadas por los respectivos autores.

Los problemas son dos, de raíz común: 1. "la primera mujer presidenta del país", y 2. "la mejor agente del cambio que he conocido". El fallo lingüístico de 1. debe ser evidente a cualquier hablante ordinario del español sin necesidad de mayor reflexión. El vigor actual del feminismo de lengua puede sin embargo ofuscar la vista a más de un lector, y por tanto explicitaré la cuestión ahora.

Si se trata de una "presidenta" ha de ser necesariamente mujer: ¿o puede haber (¿ya?) hombres presidentas? ¿A qué viene, pues, la redundancia de "mujer presidenta"?: ¿se puede hablar de "un árbol arbóreo" o de "un caballo equino"? ¿No basta con decir "la primera presidenta" o "la primera mujer presidente"? Porque, que yo sepa como hablante, las presidentas automáticamente son presidentes, al no marcar sexo la palabra "presidente", como tampoco marca color: un presidente puede ser hombre o mujer, blanco, negro o intermedio.

Es revelador que la frase paralela "Ángela Merkel quizá sea el mejor canciller que ha tenido Alemania" es impecable, pero "Ángela Merkel quizá sea la mejor cancillera que ha tenido Alemania" no lo es. Primero porque implica que allí ha habido más "cancilleras", lo cual no es el caso, y segundo porque deja abierta la posibilidad de haber habido algún hombre mejor que ella (un hombre por definición no es "cancillera"), presumiblemente no la intención del autor potencial de la frase. ¿Se les escapan a los redactores estas "sutilezas" intuitivamente obvias para cualquier hablante (y ellos sin duda lo son), o está ya el castellano penetrado de "feminismo" hasta ese punto?

La dificultad de la segunda frase está relacionada. "Hillary es la mejor agente del cambio que he conocido" es en sí correcta, pero conlleva una implicación imagino que no buscada por su expresidente marido que la profirió. En efecto, supongo que Bill Clinton la dijo en inglés: "Hillary is the best agent of change I have ever known" (traduzco el castellano del original). Y el inglés agent no lleva ni género gramatical ni significado sexual, y así denota tanto hombre como mujer. En español, sin embargo, el agente tiene género (¡ojo, no sexo!) "masculino", y la agente "femenino": lo indican las formas opuestas de los dos artículos el, la. Y, decisivamente, los agentes pueden ser de cualquier sexo, como el inglés "agent" que profirió Bill Clinton, mientras que las agentes han de ser mujeres, rebajando así notablemente el alcance del piropo original.

Mi diagnóstico del síntoma que revelan los dos dislates lingüísticos en cuestión es el siguiente. El feminismo (un legitimísimo movimiento de defensa del sexo hembra humano; curioso, por cierto, que el "machismo" no sea su equivalente para el sexo macho) decidió hace ya algún tiempo meter baza en las lenguas. Primero en el inglés en los EE UU y luego por mímica en el español en el mundo hispánico, no obstante las claras diferencias entre las respectivas lenguas: la premisa subyacente fue, y continúa siendo, que modificando la lengua (aquí extendiendo el género femenino fuera de sus confines históricos) se modifica la realidad del mundo, aquí en concreto eliminando el machismo y la indeseada preponderancia del hombre en la vida.

¡Ay, si solo con decir "amén amén" se ganara el cielo! ¡Ay, si solo alterando, incluso desbaratando, una lengua se introdujera e implantara la justicia, la libertad y la igualdad entre sus hablantes! Las palabras se las lleva el viento, y el viento es puro aire: la realidad se modifica solo a base de pico, pala y sudor. ¿Cómo pueden adultos que se suponen responsables soñar que el viento de las palabras va a mover las aspas de los molinos del mundo externo a ellas?

Pero no creo que el feminismo de lengua sea tan ingenuo. Lo que sí veo es su determinación a implantar por doquier la dictadura del doblete de género (los vascos y las vascas y semejantes) y de todas sus secuelas. De ahí sin duda vienen (quizá ya subliminalmente) los la primera mujer presidenta y Hillary es la mejor agente del cambio que acabamos de considerar.

*Catedrático de lingüística de universidad y especialista en género