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Santiago Lago Peñas.

Evaluación del gasto público

Hoy se anunciará la composición del nuevo gobierno gallego, que, con alta probabilidad, será el mismo que está en funciones, al menos en el área económica. Lo bueno de ello es que ya no hace periodo de aprendizaje ni de aterrizaje. Desde el primer minuto estará operativo y dispuesto para la toma de decisiones, con el conocimiento acumulado en los últimos años. Un conocimiento que debería incluir la idea de que podemos gastar mejor. Frente a los ajustes genéricos, el uso de herramientas de evaluación de la rentabilidad social y de la eficacia de las inversiones y los programas de gasto nos permitiría, de verdad, gestionar con criterio y ahorrar malgasto. Hoy son excepción los programas que se evalúan antes de arrancar con ellos; que se someten a experiencias piloto antes de generalizarlos; que se evalúan ex-post para mejorarlos o sustituirlos por otros. Lo que se suele hacer es continuar con lo heredado. Y tomar decisiones sobre nuevas inversiones desde la intuición, la promesa o el equilibrio político.

Es verdad que este mal no es exclusivo de la Xunta. Es algo generalizado en España. Pero al igual que en la legislatura de 2009 el gobierno gallego marcó la senda de la austeridad fiscal que le permitió cumplir con los objetivos de déficit claramente mejor que las demás Comunidades Autónomas; la legislatura que ahora arranca podría ser la que situase a Galicia en la vanguardia de los territorios que aplican las técnicas y las herramientas más apropiadas para gastar mejor los recursos públicos. Es una cuestión de voluntad política y, por supuesto, de cambio cultural en la administración pública.

*Director del Foro Económico de Galicia

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