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Javier Sánchez de Dios.

Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

La reticencia

Dicho, c omo siempre, con el máximo respeto a las personas, a la señora presidenta de la gestora del PSOE gallego no debiera extrañarle la reticencia que despierta, no ya en los críticos, sino entre el público en general. Y es que da la sensación de que en Galicia no ha pasado nada, ni tampoco en Madrid, y que en su partido reina absoluta tranquilidad por lo que, según la señora Cancela, no hay causa para explicaciones,´

Aunque doña Pilar sabe perfectamente qué se le puede replicar, y por tanto se ha preparado mediante el métoso Ollendorf -ese según el cual preguntan una cosa cualquiera y la respuesta siempre es que "está lloviendo"- como artilugio dialéctico, no estará de más recordar que su puesto se lo debe al exsecretario general, y a dedo.Y que también a dedo, pero revestido después de unas primarias aceleradas para satisfacer al apparat, se hizo candidato a la Xunta a un semidesconocido, dentro y fuera; y que eso provocó otro lío en el partido al que se unieron luego el de las listas y ahora los resultados, que la gestora achaca a los efectos de lo que ella misma causó. Nada menos.

Es sin duda un ejercicio de cerrilismo -que nada tiene que ver conla democracia real- y que recuerda a los de Sánchez, su mentor en los últitimos meses y que indujeron hasta donde están todos ellos. Y que de repetirse en Galicia, donde el PSOE es mucho más débil que en otras comunidades, solo puede significar una seria amenaza de muerte para el socialismo gallego. De ahí que se critique a Cancela no por manía persecutoria sino porque es razonable.

Lo curioso es que los motivos de sus argumentos, y los de sus compañeros de gestora en el viaje a ninguna parte, recuerdan a los de Pedro Sánchez; recurren a la militancia, con la diferencia de que a él si lo eligió en su día y a doña Pilar -y cía- los nombraron a dedo los mismos que ahora dimitieron al rechazarse su estrategia. Y, eso aparte, aquí ni siquiera se convoca el Comité Nacional, que es el órgano máximo entre congreso y congreso.

Dicho eso, la moraleja podría articularse acera de que como las actitudes son como son, las posturas podrían desarrollarse como las que acabaron con Pedro Sánchez. Y, conviene insistir, esto en términos socialistas no es Andalucía, Asturias o Extremadura; más bien se parece a Cataluña, donde ya no pinta nada, o al PSOE de la Rioja, donde vive sin vivir en él.

Así las cosas, cuya descripción es opinable, parece que lo más lógico sería que, por coherencia, la gestora gallega pusiese sus cargos a disposición de la federal -provisional- del PSOE al objeto de clarificar las cuestiones dudosas y sobre todo de que se convoque en Galicia un congreso, se elija un secretario general y se normalice, en la medida en que se pueda, la vida interna de la organización. Eso es respeto al partido y sus ideas: lo otro parece más bien apego al cargo.

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