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Crónica Política

Javier Sánchez de Dios

Las mociones

De modo que, oído el anuncio de despedida -aunque nunca se sabe si definitiva: hay políticos que, según dicen de los gatos, tienen siete vidas- como presidente provincial del PP de Pontevedra, parece que los tiempos que vienen a nivel local van a ser casi tan apasionantes, aunque mucho menos trascendentes, que los de ámbito estatal. Y con broncas aseguradas, para darle todavía más morbo a una circunstancia que ya de por sí tiene bastante.

Y es que don Rafael ha dicho que su partido organiza varias mociones de censura que, si bien no tienen garantizado el éxito, sí bastantes posibilidades. En eso, el ya casi expresidente ha mostrado ya que es un especialista en intrigas, además de por ignorar pactos extra e intraparlamentarios contra el transfuguismo en sus diferentes especies. Y quizá ahora hará algo parecido; maquillará los pésimos resultados de las últimas convocatorias electorales y con la posible recuperación de algún concello para la órbita de sus siglas, mejore el balance y tenga un adiós más cálido.

En realidad, las maniobras del que algún tiempo jugó -con éxito- entre los alcaldes el papel de primus inter pares sólo con objeto de reforzarse ante los mandos regional y nacional, no importan demasiado, sobre todo ante el panorama general que se presenta en lo político. Pero sí, y más, en lo ético y en lo estético. Por múltiples razones pero en estos días sobre todo una: no se puede aducir contra aún hipotéticas alianzas en las Cortes que defraudan el voto de los ciudadanos y a la vez hacer lo mismo pero al revés en otros foros.

Porque, guste o no, son espectáculos similares, y demasiadas veces desvergonzados, para llevarse alcaldías que no les correspondieron en el juego de la democracia representativa, que es la que hay aquí. Y que a veces ni siquiera pudo disfrazar que el resultado se pagaba al peso, al contado o en especie.

Sin la menor intención de escribir epístolas morales a Fabio o a Casio, y respetando aunque sin compartirlas otras opiniones, parece útil añadir que lo expuesto no supone una crítica solitaria para el señor Louzán y el PP; aquí el que más y el que menos ha hecho lo mismo a la primera ocasión. Y eso priva de autoridad moral a muchos, en especial a los del PSOE, que en estos tiempos parecen especializarse en cuitas judiciales por un lado y en juegos malabares con la aritmética corporativa por otro. Véase la Diputación de Lugo, que le haría caer la cara de vergüenza -si tuviera alguna todavía- a la dirección y algo menos, pero no mucho, a los supervivientes del BNG, que a saber lo que durarán en esas siglas. Pero es lo que hay; como dicen los italianos, porca miseria.

¿O no...?

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